Durante el verano no hay zona turística que se precie sin ellas: las postales. "Recibirlo en el buzón y ese tipo de cosas todavía me sigue llegando","Yo soy un clásico todavía con esto", comentan dos turistas.

En el anverso una foto icónica y en el reverso, siempre, besos y abrazos. Llena de tópicos, algunas de estilo más retro, otras más modernas y otras directamente indescriptibles. Se empezaron a utilizar a finales del siglo XIX, cuando la Unión Postal Universal reguló su formato. La ventaja era que eran más baratas que una carta normal.

A las reinas de los souvenires les ha salido un duro competidor 200 años después: las fotos y los selfies que enviamos por internet, "Es más directo e instantáneo", dicen dos turistas. Ahora los buzones que se llenan son los virtuales.

Las postales también tiene su versión 2.0. Con aplicaciones como la de Correos, es sencillo, tomamos una foto con nuestro teléfono, elegimos el filtro, añadimos un mensaje y en pocos días el destinatario recibe el momento inmortalizado en una postal. Nunca ha sido más cierto eso de que, este verano, nos van a quedar unas fotos de postal.