La esperanza de crear un santuario para las ballenas en el Atlántico Sur, se ha desvanecido. La comisión ballenera internacional ha rechazado la creación de una reserva en la que se protegería a diferentes especies de ballenas en peligro de extinción. "Este santuario protegería como mínimo a 50 especies de ballenas y delfines", asegura Celia Ojeda, responsable de océanos de Greenpeace España.

Una decepción porque el santuario que se pretendía establecer en el Atlántico Sur ocuparía una extensión similar a la superficie de Rusia y China juntos. Además, esta reserva se sumaría a la ya existente en la Antártida, una zona muy frecuentada por los cetáceos en sus migraciones al continente helado.

"Son zonas donde tienen caladeros para comer, pescar y demás, y es algo muy importante para que se puedan reproducir", explica el director de Biología de Faunia, Agustín López.

La propuesta, que necesitaba el voto favorable del 75% de los miembros participantes, la han tumbado tres países que, hoy en día, siguen cazando ballenas: Japón, Islandia y Noruega.

"Principalmente Islandia y Noruega sí que comen carne de ballena, Japón alega su caza como una supuesta caza científica, sin embargo Greenpeace demostró hace seis años que esta supuesta caza científica llega al mercado negro y se están comercializando", afirma Ojeda.

Ahora hay que esperar dos años más para ver si en la próxima comisión ballenera se aprueba esta reserva que protegería la vida de miles de mamíferos marinos.