La inmunidad a la infección por SARS-CoV-2 puede durar al menos seis meses, según unestudio publicado este martes en 'Nature' y realizado por la Rockefeller University de Nueva York (EEUU) .
El estudio revela que los niveles de células B de memoria específicas (cuya misión es defender al organismo de futuras agresiones de ese mismo patógeno generando anticuerpos contra el SARS-CoV-2) se mantuvieron constantes durante el período de estudio. Así, los resultados sugieren que las personas que han estado previamente infectadas con el SARS-CoV-2 pueden generar una respuesta rápida y eficaz al virus si vuelven a exponerse.
El sistema inmunológico humano responde a la infección produciendo anticuerpos que pueden neutralizar específicamente el agente infeccioso. Se ha demostrado que los anticuerpos humanos contra el SARS-CoV-2 protegen contra la infección en modelos animales. Los niveles de estos anticuerpos pueden disminuir con el tiempo, pero las células B de memoria, como su nombre lo sugiere, "recuerdan" el agente infeccioso y pueden incitar al sistema inmunológico a producir los mismos anticuerpos al reinfectarse.
Para obtener estos resultados, Michel Nussenzweig y sus compañeros de la Rockefeller University evaluaron a 87 personas con un diagnóstico confirmado de COVID-19 a 1,3 y 6,2 meses después de la infección con SARS-CoV-2 y encontraron que aunque la actividad de los anticuerpos neutralizantes disminuye con el tiempo, el número de células B de memoria permanece sin cambios.
Además, los autores observaron que los anticuerpos producidos por estas células son más potentes que los anticuerpos originales, y pueden ser más resistentes a las mutaciones en la proteína del virus que permite la entrada de la célula. Estas observaciones demuestran que las células de memoria B tienen la capacidad de evolucionar en presencia de pequeñas cantidades de antígeno vírico persistente (pequeñas proteínas del virus que pueden ser detectadas por el sistema inmunológico). La presencia y evolución continuas de las células de memoria B sugiere que las personas pueden ser capaces de producir rápidamente potentes anticuerpos neutralizantes del virus al reinfectarse con el SARS-CoV-2, concluyen los autores.