El astrónomo William Herschel descubrió en el 1784 un extraño objeto a 230 millones de años luz de la Tierra; ahora el Telescopio Espacial Hubble ha capturado una imagen que permite diferenciar con claridad qué es el hallazgo del siglo XVIII.

Se trata de dos galaxias que se están fusionando y que llegarán a ser una sola. Ante la posibilidad de que exista vida en cualquiera de sus planetas, los habitantes no tendrán problemas de sobrevivir: sus estrellas se reorganizarán, pero están tan alejadas que difícilmente chocarán entre ellas.

A pesar del impacto visual que genera la imagen, se trata de una estampa posible en el universo, aunque teniendo en cuenta la cantidad de espacio vacío que rodea los pequeños cuerpos que colisionan lo que lo hace inusual.

No se trata de la única colisión galáctica que ha habido el el espacio, y de hecho, probablemente la propia Vía Láctea acabe chocando con la galaxia vecina, Andrómeda, que a su vez ya ha experimentado una fusión en el pasado.