La llegada de un tsunami a las costas españolas no es ciencia-ficción. Aunque son muy poco probables, los maremotos han afectado a nuestro país en el pasado. La mayor catástrofe natural de España fue el tsunami que generó el seísmo de Lisboa en 1755. Por eso, el Instituto Geográfico Nacional ha puesto en marcha una red de alerta de tsunamis.
"Hemos dado un paso importante, tener un sistema de aviso y de alerta", comenta Emilio Carreño, director de Red Sísmica Nacional del Instituto Geográfico Nacional. Un sistema que calcula de forma automática las posibilidades que hay de que un terremoto en el mar genere a una gran ola.
"Además, nos va a decir a qué hora va a llegar a las costas españolas, a qué puntos de la costa fundamentalmente va a llegar y con qué altura de ola", explica Emilio. Si se produce un tsunami, se envía un aviso a Protección Civil y a Emergencias para que tomen las medidas necesarias.
Los maremotos que se producen en el Atlántico, son más destructivos pero poco habituales. En el Mar Mediterráneo, son más frecuentes. "Sin embargo tienen menor potencia destructiva o, al menos, así los registros históricos así nos lo indican, son zonas de cierto riesgo pero, no alto”, aclara Carlos Arteaga, profesor de Geografía de la UAM e investigador del Grupo de investigación GeoHumedal.
En España, el mayor problema a la hora de enfrentarnos a un hipotético maremoto es lo cerca que hemos construido del mar. Vivimos prácticamente pegados al agua. "Si estuviéramos un poco más retraídos los efectos de estos tsunamis de menor envergadura supondrían un menor conflicto para la población. Es verdad que ahora tenemos cierto riesgo por cómo se ha colonizado la costa", añade Carlos Arteaga.
Los últimos terremotos de Melilla, provocados por el choque de las placas tectónicas, es una prueba de la actividad sísmica que nos rodea. Por eso, nunca está de más estar preparados.
A 700 años luz
El telescopio Hubble capta la espectacular evolución de la estrella binaria simbiótica R Aquarii en un timelapse
Este cuerpo celeste está situado a 700 años luz de la Tierra y está catalogada como una estrella binaria simbiótica. Es realmente llamativa por las violentas explosiones que expulsan filamentos de gas resplandeciente.