La ONG ha asegurado que, durante la última década, se han producido más de 15.000 fuegos al año de media, y señala como responsables de ello a la sobreexplotación de los recursos hídricos, las malas prácticas agrarias en zonas de pendiente, el sobrepastoreo, la agricultura intensiva y la urbanización irracional.

En la misma línea, ha destacado que, según Naciones Unidas, los efectos de la desertificación a nivel mundial afectan directamente a unos 250 millones de personas y unos 1.000 millones se encuentran en zonas de riesgo, repartidas en más de 100 países.

"Nadie puede negar ya las terribles similitudes entre aquellos que huyen de las amenazas de las armas con las de aquellos que escapan de la desertificación progresiva, de la falta de agua, de las inundaciones y de los huracanes", ha criticado Greenpeace.

Por ello, la ONG propone luchar "decididamente" contra el cambio climático reduciendo "drásticamente" las emisiones de CO2, descarbonizando la economía, eliminando el "impuesto al sol" y promoviendo un modelo energético basado 100% en energías renovables; cambiar la política hidráulica hacia un enfoque integrado en la gestión de la demanda; garantizar una política forestal acorde con las necesidades del país "más árido" de Europa; y mejorar el actual modelo agrícola con una sustancial mejora de los regadíos.