Por reducir su virulencia se ha convertido en el nuevo aliado para seguir frenando al coronavirus. Se trata de la fluvoxamina, un fármaco usado habitualmente para tratar la depresión y que, ségun arroja un estudio publicado en la revista científica The Lancet, reduce el riesgo de hospitalizaciones prolongadas.

'El tratamiento con fluvoxamina entre pacientes ambulatorios de alto riesgo con COVID-19 redujo la necesidad de hospitalización definida como retención o tranferencia de pacientes a los hospitales', afirma.

Considerado uno de los fármacos más antiguos de la clase de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, la fluvoxamina podría ser una de las soluciones para evitar colapsos hospitalarios en poblaciones sin vacunar.

Precisamente, en un ensayo realizado en Brasil donde solo la mitad de la población está vacunada contra el virus, 741 pacientes de alto riesgo no vacunados y positivos sintomáticos por COVID han sido sometidos a la prueba. De ellos, sólo el 10,6% de los medicados con este fármaco permaneció más de seis horas en Urgencias u hospitalizado.

En un análisis secundario, se constata además que entre los pacientes que recibieron al menos el 80% de las dosis de fluvoxamina se registró un solo fallecimiento. Una terapia barata, ampliamente disponible y eficaz que nos demuestra que la ciencia empieza a avanzar más rápido que el virus.