Los planetas pueden sobrevivir a la muerte de su estrella. Así lo demuestra un estudio dirigido por Andrew Banderburg, profesor de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos. El trabajo ha sido publicado en la revista Nature y se centra en el descubrimiento de un superplaneta que gira en torno a una estrella ya apagada, en un sistema a 82 años-luz de la Tierra.

El nuevo mundo, al que se ha bautizado como WD 1586b, orbita alrededor de una enana blanca, como se conoce al remanente de una estrella 'apagada', diez veces menor en tamaño. La distancia entre ambos cuerpos celestes es 20 veces menor al de Mercurio con el Sol, por lo que el 'año' del planeta dura algo menos de un día y medio terrestre.

El superplaneta es aproximadamente del tamaño de Júpiter, por lo que sirve como ejemplo para predecir el futuro de nuestro sistema. Hasta ahora, solo se habían observado enanas blancas rodeadas de escombros, posiblemente restos de los planetas destruidos por la fuerza gravitatoria de la estrella.

Un planeta que oculta a su estrella

El profesor Banderburg calificaba de "agradable sorpresa" el descubrimiento llevado a cabo, ya que no se tenía evidencia de que un planeta "se acercara tanto a una enana blanca y sobreviviera", según explica en una nota de prensa de la Universidad de Wisconsin-Madison.

Gracias a la intervención del telescopio de caza de exoplanetas TESS y otros dos telescopios terrestres ubicados en las Islas Canarias, el equipo de Banderburg pudo obtener más datos sobre la enana blanca. La estrella muerta llamó su atención entre miles de sistemas, al perder cada día y medio más de la mitad de su luz.

La observación indicó a los investigadores que un gran planeta pasaba por delante del astro, ocultándolo. Tras el estudio de los datos, el equipo llegó a la conclusión de que el gigante gaseoso partió mucho más lejos de la estrella y se trasladó a su órbita actual después de que la estrella se convirtiera en una enana blanca.

Este sistema es uno de los más antiguos vigilados por el telescopio TESS. Se calcula que tiene una antigüedad de seis billones de años, durante los cuales pasó por su fase de gigante roja, atrajo al superplaneta y, tras mucho tiempo de evolución hacia enana blanca, estabilizó su órbita.

¿Cómo será el fin de nuestro Sistema Solar?

Este descubrimiento sirve para estudiar cuál podría ser el futuro de nuestro planeta y el del Sistema Solar. Varios estudios científicos suponen que nuestro Sol, cuando envejezca, evolucionará a una gigante roja, expandiendo 100 veces su tamaño y "tragándose" a los planetas cercanos: Mercurio, Venus y, posiblemente, la Tierra.

El resto de planetas, según la información con la que contábamos hasta ahora, serían destruidos por la gravedad de la estrella, aunque el descubrimiento de WD 1586b da algunas posibilidades de supervivencia a los planetas más alejados del Sol, como Júpiter y Saturno.

Aunque esto no es algo que vaya a ocurrir pronto: según los cálculos, nuestra estrella se encuentra a mitad de su vida, y tardará 5.000 millones de años en convertirse en estrella roja.