Desde la Unión Europea se está a punto de reconocer el 'derecho a reparar', un mecanismo por el que el consumidor sepa si el aparato electrónico que acaba de adquirir podrá repararse en caso de una avería.

Europa hará también obligatorio marcar la vida estimada del producto y qué posibilidades hay de arreglarlo. Francia, desde enero, se ha adelantado: los aparatos llevarán una etiqueta con un índice de cero a diez que apunta la posibilidad de reparación.

Se obligará a los fabricantes a proveer repuestos y componentes. No podrán ser necesarias herramientas especiales y los aparatos deberán funcionar como nuevos.

Francisco, de la tienda y servicio técnico de Bandín, lleva toda la vida reparando y cree que es necesario que los fabricantes pongan de su parte.

Otro beneficio es que, a más aparatos arreglados, menos basura electrónica -Europa produce 12 millones de toneladas al año-. La normativa impulsará la reutilización y la sostenibilidad.

Quedan meses por delante para que la normativa esté negro sobre blanco, pero se espera que en el 2021 el derecho a reparar sea ya una realidad.