LOS RESTOS ÓSEOS TIENEN UNA SEGUNDA VIDA EN MANOS DE LOS ESTUDIANTES

Los estudiantes de Medicina recurren a los cementerios en busca del esqueleto perfecto

Hasta 40.000 estudiantes de Medicina solicitan cada año una autorización para estudiar restos óseos procedentes de los cementerios. Son cadáveres de más de 5 años cedidos a la ciencia por las familias de los fallecidos. En los últimos años las donaciones han aumentado un 5%.

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Del cementerio a las mesas de estudio, ahí encuentran los estudiantes de Medicina su material de estudio de Anatomía. Cuando faltan casi dos meses para el inicio del curso, los universitarios recurren a los cementerios en busca del esqueleto perfecto.

Manuel Ruibal, sepulturero en Pontevedra, se encarga de exhumar los cadávares y entregar los huesos a los estudiantes. “Cuando entregamos los huesos es porque las familias no tienen medios o lugares donde depositar esos restos”.

Los alumnos demandan cráneos, maxilares, pero sobre todo esqueletos completos. Manuel los recoge en el hosario y comprueba que se dedicaran sólo a uso académico.

Al finalizar la concesión de los nichos de alquiler, muchas familias no se hacen cargo de sus huesos o prefieren cederlos a la ciencia. Entonces van a parar al osario. Para recibirlos, los estudiantes deben acreditar que su uso será académico.

Enrique Meaño, de la  Facultad Medicina Santiago de Compostela, explica que  “una certificación en la cúal el alumno una vez que consiga sus huesos  y una vez que termina su actividad laboral , su aprobado en la asigantura, los devuelve”.

Sólo con la autorización expresa de la familia los huesos pueden formar parte de los apuntos de los alumnos de medicina. Los restos óseos tendrán ahora una segunda vida. En manos de los médicos vuelven a ser útiles.