Antes de hacer una RCP hay que comprobar que la persona está inconsciente con una maniobra de dolor. Para ello, presionamos los nudillos de nuestra mano sobre el esternón de la otra persona, y si no reacciona, es que está inconsciente.

Entonces hay que extenderle el cuello, para que la lengua se estire y no obstruya las vías respiratorias. Es el momento de comprobar si la persona respira: si al colocar la oreja sobre su boca no oímos nada y el esternón no se mueve, el sujeto se encuentra en parada cardiorespiratoria.

Ha llegado el momento de realizar la reanimación cardiopulmonar. Lo primero es colocar nuestras manos entrelazadas encima de la parte distal del esternón de la persona. Entonces realizamos una presión progresiva y fuerte, con una profundidad de unos cinco centímetros.

Hay que repetir este movimiento de compresión de forma rápida y constante. La secuencia ideal es realizar dos ventilaciones cada 30 compresiones, a una velocidad que alcance las 100 compresiones por minuto. En el vídeo puedes ver ejemplos prácticos de RCP y al gran Poncho "salvando la vida" a su compañero policía.