Una bióloga que ha estado estudiando durante años el comportamiento de los lagartos ha descubierto que el anolis aquaticus, una clase de reptil difícil de encontrar, es capaz de sumergirse bajo el agua durante periodos relativamente largos para escapar de depredadores y buscar alimento.

Así lo ha podido constatar la investigadora Lindsey Swierk, que ha comprobado que estos lagartos pueden aguantar hasta 16 minutos debajo del agua gracias a un, según ha definido, "tanque de buceo" a modo de casco con oxígeno que les ayuda a respirar cuando están sumergidos.

En concreto, y según ha descrito Swierk, se trata de una burbuja de aire que los anoles generan entre sus ojos y que contiene una pequeña bomba de oxígeno de la que se nutren mientras nadan y bucean en busca de alimentos o se protegen de amenazas externas.