Lo que parece un paso para atrás es el principio de tener móviles más respetuosos con el medio ambiente. Por ello, el Parlamento Europeo quiere que vuelvan las baterías extraíbles de los dispositivos. De forma que el propio usuario puede cambiar la batería sin tener que contar con un profesional.

Ahora extraerla es tan complicado que todo lo que tiene que ver con ella se considera una reparación, que además supone el 42% de las averías y un coste de alrededor de 190 euros. "Es igual de caro repararlo que un móvil", asegura un usuario que repite este pensamiento recurrente entre muchas personas.

No obstante, el Parlamento Europeo quiere obligar a los fabricantes a hacerlas extraíbles. El objetivo es reciclar el 80% de las baterías en 2030. Además, supone un ahorro de 74 millones de dispositivos, 20.000 millones de euros y 1,5 millones de toneladas de CO₂, que es lo que contamina un millón de coches al año.

Los fabricantes no están de acuerdo y ven algunos inconvenientes como que los móviles de ahora son más herméticos y por ello están más protegidos frente a líquidos. Asimismo, son más difíciles de robar gracias a la batería.