Según el informe anual de la firma de seguridad informática SplashData, que recopila los datos a partir de más de dos millones de cuentas de Internet, las contraseñas más comunes no han cambiado desde 2011 para los usuarios de todo el mundo.

Junto a la clásica "1-2-3-4-5-6", que no abandona el primer lugar, se incluye 'password' (contraseña en español), 'QWERTY' (las cinco primeras letras del teclado), o el sofisticado "1-2-3-4-5-6-7-8", para llenar algunos caracteres cuando se piden ocho dígitos.

De hecho, "las contraseñas más largas también pueden ser prácticamente inútiles" si los usuarios sólo se encargan de añadir caracteres a un resultado ya predecible, dice SplashData.

"Muchas personas hacen un esfuerzo para agregar más caracteres a las contraseñas para reforzar la seguridad de sus cuentas en línea, pero si estas contraseñas son sólo una extensión de secuencias simples, no sirven para nada", afirma un experto informático de la empresa. Además, sugiere a los usuarios que no recurran a las contraseñas de nombres de celebridades, porque son muy fáciles de descifrar.

En los últimos años, el fraude en línea se ha convertido en una epidemia que obligó a algunas empresas a abandonar las contraseñas a favor de la nueva tecnología de verificación de la identidad de la biometría.

De esta forma, los lectores de huellas digitales se están convirtiendo en un producto cada vez más popular en los dispositivos móviles, mientras empujan en el mercado las técnicas de reconocimiento facial o del iris.