Los fenómenos climáticos extremos provocarán en los próximos años un daño incalculable que ya se está empezando a ver. Sudáfrica batió hace ocho días hasta 19 récords de temperatura mínima, y se han podido observar hasta huellas de un león sobre la nieve. En Brasil celebran de igual forma ese manto blanco que ha cubierto gran parte del país, pero se han perdido los cultivos de café y la gente sin hogar corre riesgo de morir por las bajas temperaturas.
En Groenlandia se ha batido el récord de hielo derretido en un día, suficiente para inundar el estado de Florida con cinco centímetros de agua. Estos eventos drásticos ya están provocando muertes: más de 200 fallecidos en las inundaciones en Centroeuropa, así como más de 700 por la ola de calor en Estados Unidos y Canadá, donde se han superado los 49 grados que han provocado incendios devastadores.
"El cambio climático hace que la atmósfera sea cada vez más cálida, que contenga más energía. Por ejemplo, la ola de calor norteamericana o las inundaciones de Alemania son un ejemplo del debilitamiento de la corriente en chorro", ha explicado Joanna Ivars, geógrafa y meteoróloga de laSexta. Los políticos empiezan a preocuparse. Todos repiten una misma palabra: cambio climático.
También en España, donde el cambio climático hace especialmente mella. Ya hay estudios que indican que el 75% del suelo fértil corre peligro de desertización y el aumento del nivel del mar afectaría directamente a nuestras cosas. "La corriente del Golfo, la Atlántica, se está ralentizando, y una de las causas es el deshielo y el exceso de lluvia de Groenlandia. Esto haría y va a hacer que cambie el clima drásticamente en Europa", ha apuntado Ivars.
Importante es la velocidad de estos cambios climáticos para poder adaptarnos y los estudios no auguran nada bueno: de seguir así, en España, dentro de 30 años, podríamos tener el mismo clima que tiene hoy Marraketch.