¿Encuentras al leopardo en esta imagen? Te dejamos unos segundos para asegurarte. ¿Todavía no? El tiempo es oro en estos casos, para que no te pase como a un pobre facocero que, debido a la gran agilidad y su habilidad para el camuflaje, acabó convirtiéndose en la comida del felino.

Los leopardos pueden alcanzar hasta 60 kilómetros por hora a la carrera y dar saltos de hasta 15 metros. Jugando al escondite, la naturaleza no tiene rival. Si hay una animal esperto en el arte del camuflaje, ese es el pulpo.

En este caso, consigue cambiar de color para mimetizarse con su entorno. Así, puede llegar a parecer de verdad una roca más en el mar, oculto a la espera de su presa. Porque para ellos no es un juego: la mayoría usa esa técnica para sobrevivir y esconderse de sus depredadores.