Es época de trasmoche, una técnica de poda tradicional que en los últimos tiempos se ha ido perdiendo.

Consiste en cortar las ramas de los árboles a partir de cierta altura para que crezcan a lo ancho y conseguir así madera de gran calidad con aprovechamiento agrícola.

Hacha en mano y a dos metros de altura, Gabriel Saralegi se zambulle sobre las ramas para podar un árbol usando la técnica ancestral del trasmoche.

"Se trasmochaba en todos sitios, era una cultura que estaba muy arraigada porque había ganado por toda la zona. Si cortas desde abajo, se comían el brote, así que tenían que cortarlo desde más arriba", explica Miguel Mari Elosegui, técnico en medio ambiente del Gobierno de Navarra.

La leña que obtenían podando así era usada especialmente por los carboneros. Por eso con la industrialización, el trasmoche prácticamente desapareció.

"Nosotros tuvimos la suerte de que vivían todavía carboneros en el pueblo y nos explicaron la técnica", señala Elosegui.

Han podido recuperar este método en más de 100 árboles de la zona que estaban deteriorados.

"Podamos las hayas porque el mayor daño que hemos tenido en los últimos años en los árboles viejos han sido en las hayas, que tienen más o menos 100 años", cuenta el aizkolari, Gabriel Saralegi.

Los ejemplares son inconfundibles: árboles con troncos cortos, y copas anchas. "Nos enteramos un poco por cómo trabajaban nuestros padres", dice un vecino de Leiza.

"Hace que tengas más respeto hacia todo lo que han hecho tus antepasados y tus abuelos y hacia otra manera de vivir", comenta otra vecina de la localidad.

Expertos ingleses y americanos han ido hasta Leiza, en Navarra, para conocer el proyecto. Su objetivo es conservar el trasmoche y también estos árboles centenarios.