Henri desapareció en 1954. Iba a esquiar en los Alpes suizos en solitario, pero nunca regresó. 51 años después, en el monte Cervino, el deshielo de los glaciares provocado por el cambio climático dejó un cadáver al descubierto. Durante 13 largos años se ha tratado de identificar al esquiador misterioso.

Lo que no consiguió la Policía lo han hecho las redes sociales y las pertenencias del montañero. Una moneda de cinco liras determinó que no podía haber muerto antes de 1946. Su ropa y equipo dejaban entrever que el cadáver posiblemente era francés y de clase acomodada.

Sus esquíes eran muy caros y el bastón de metal, un lujo para aquella época. Su reloj también dio una buena pista de su estatus. Todas estas pistas se hubiesen quedado en nada si la sobrina de Henri no hubiese visto en las redes que la policía italiana pedía ayuda para identificar el cuerpo de un misterioso alpinista desparecido en los 50.

Pensó que podía ser su tío y les envió esta foto. La policía reconoció las gafas en seguida. Así terminó una búsqueda de medio siglo. Pero no es la única. Desde 1926, unas 280 personas han desparecido en los glaciares alpinos que ahora el inexorable deshielo está dejando al descubierto. El último, hace dos semanas: un japonés de 67 años. Un nuevo misterio por resolver.