Dos caras perfectamente unidas a través de la tecnología. Al igual que los memes, los 'deep fakes' pueden usarse para hacer reír, pero mal usados pueden suponer un verdadero peligro.
Podrían suplantar cualquier identidad, colarnos una mentira de forma muy fácil. Es el 'fake news' más temido por sus capacidades, el del futuro más cercano, el que ya preocupa a la inteligencia americana, especialmente ahora que se acercan las elecciones de 2020.
Esta tecnología surgió en la industria del porno, donde se cambiaban las caras de las actrices por las de las famosas. Ahora ha saltado a la política y su sofistificación hace que estas hiperrealistas imágenes sean casi indetectables.
Y los propios usuarios admiten que le ven más usos negativos que positivos. Los investigadores de universidades estadounidenses han empezado a combatir estos vídeos a través de patrones de pestañeo irreales. Analizan vídeos en los que alguien no pestañea durante mucho tiempo, porque entonces es probable que sean un 'deepfake'.
La guerra contra la desinformación está en un nivel superior y para frenar su avance, aseguran los expertos, el antídoto podría ser la propia inteligencia artificial.