Woods, el autor del estudio, y los demás investigadores descubrieron a estas arañas a través de una misión en la Antártida. "Son realmente flacas y, con un microscopio, se puede ver fácilmente sus cuerpos". Wood perdió mucho tiempo sólo "viendo la sangre y el intestino fluyendo en las arañas marinas", según recoge la revista 'Current Biology'.

Al inyectar tinte a las arañas descubrieron que sus corazones palpitaban muy débilmente y su intestino era muy inusual. "A diferencia de nosotros, con nuestras entrañas situadas en el centro confinadas a una sola cavidad corporal, las tripas de las arañas marinas se ramifican varias veces y las secciones del tubo digestivo bajan hasta el final de cada pierna", comenta el autor del estudio en la revista.

Es la primera vez que encuentran un sistema de bombeo como este en la naturaleza. Utilizan un sistema llamado peristaltismo intestinal, ondas de constricción involuntaria y relajación de los músculos para mover sus fluidos. Absorben el oxígeno directamente a través de las cutículas.

"Mi gran momento fue considerar que tal vez todo ese chapoteo de sangre y tripas no se tratara de digestión sino del movimiento de gases respiratorios alrededor", comenta el autor en la revista. Llegaron a tal conclusión después de observar a doce especies de arañas marinas.