El Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer (CIBERONC) ha descubierto que el gen VAV1, habitualmente implicado en la formación de una amplia gama de tumores, puede también ejercer papeles implicados en la supresión de algunos tipos específicos de leucemia linfoblástica aguda de linfocitos T, que es el cáncer pediátrico más frecuente.
Así lo han señalado las entidades promotoras de la investigación, publicada en la revista científica Cancer Cell y que hace referencia a un tipo de leucemia que "todavía hoy, tiene muchos retos para un diagnóstico y tratamiento adecuados".
Este tumor es el más frecuente en niños en España y también afecta a un número significativo de adultos. Sobre los porcentajes de curación de esta enfermedad, han mejorado a lo largo de estos últimos años, aunque "todavía presenta importantes retos como es el tratamiento de pacientes que son resistentes a las terapias actuales o que recaen tras la aplicación de las mismas.
Debido a ello, la supervivencia de los pacientes con estos tumores -68 por ciento de los casos- es "todavía hoy muy mejorable" desde el punto de vista clínico, han apuntado los entidades promotoras del proyecto.
Según han explicado los responsables del proyecto, los linfocitos T son células del sistema inmune que tienen por función el reconocimiento y destrucción de células de nuestros órganos que se han convertido en cancerosas o que han sido infectadas por virus u otros patógenos.
También están a cargo de la regulación de otras células del sistema inmune implicadas en la destrucción de cualquier agente externo que invada nuestro organismo como pueden ser productos químicos o bacterias.
Pese a estas funciones positivas, los linfocitos T sufren en algunos casos alteraciones genéticas que los hacen pasar de agentes protectores a células malignas causantes de tumores.
El objetivo de la medicina personalizada es que, a través del conocimiento de estas alteraciones genéticas, se puedan desarrollar terapias adecuadas que permitan la eliminación de las células cancerosas.
Este trabajo ha representado un 'tour de force' de casi seis años en los que colaboraron investigadores españoles traslacionales y clínicos pertenecientes al Ciberonc, el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, la Universidad de Salamanca, el CSIC, el Institut del Mar d'Investigacions Mèdiques de Barcelona y el Hospital Sant Joan de Déu de Esplugues del Llobregat.
Tal y como ha apuntado el Doctor Bustelo, "este trabajo es un buen ejemplo de cómo investigadores de distintos ámbitos pueden trabajar en común para abordar de forma efectiva un problema de relevancia biológica y clínica".