En 2007 una mujer tuvo un infarto cerebral y murió y después de que diferentes análisis no detectaran ninguna enfermedad, sus órganos fueron trasplantados.
Meses después, una mujer que recibió los pulmones desarrolló un cáncer de mama con metástasis. Entonces, las pruebas determinaron que el origen de la enfermedad estaba en los pulmones y se dio la voz de alerta para hacer un seguimiento de los otros pacientes que habían recibido los órganos.
En 2013 murió la receptora del riñón izquierdo y en 2014 la persona a la que le trasplantaron el hígado. Al receptor del riñón derecho se le extrajo y se le administró tratamiento contra el cáncer.
Según han publicado médicos de Alemania y Holanda, el análisis genético de todos los pacientes coincide con el de la donante. Los expertos apuntan que los ocurrido no significa que hubiera errores, ni que los controles fallaran.