100 años después de que Albert Einstein hablara por primera vez de las ondas gravitacionales, se ha demostrado su existencia y más de uno se preguntará qué son. Imaginemos que el espacio fuera una cama elástica y, sobre ella, se colocan dos pelotas de distinto peso. La más pesada se hunde mientras la otra gira en torno a ella y ahí se producirían unas vibraciones que, en el espacio, son las ondas gravitacionales. Éstas deforman el espacio-tiempo a su paso.
Detectar estas débiles ondas desde la Tierra ha sido un trabajo muy complicado. En él ha participado un equipo de investigadores de la Universidad de las Islas Baleares liderado por una española. Alicia Sintes, directora del Grupo de Relatividad de Baleares, nos ofrece las primeras aplicaciones prácticas del descubrimiento, tras explicar cómo se han descubierto. "La tecnología que se ha tenido que desarrollar para ello es impresionante. Lásers de alta potencia extremadamente estables, suspensiones, aislamientos", afirma.
"Esto tendrá aplicaciones en la industria", asegura Alicia. Aplicaciones industriales y, dicen, una nueva era para el estudio del Universo. Ahora, astronomía y física podrían responder a muchas más preguntas. Este descubrimiento "ayudará a comprender cosas como cuál es el mecanismo por el que se producen los estallidos de rayos gamma, cómo se forman estos agujeros negros, si realmente la relatividad es la descripción correcta de la gravedad". El hallazgo puede convertirse en el próximo Premio Nobel de Física. Además, es la única parte que quedaba por demostrar de la teoría de la relatividad de Einstein.
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