Lo tachan de accidente ya que los científicos buscaban la creación de un animal mórbidamente obeso e investigaban con ratones, pero lo que acabaron descubriendo, aún fuera de sus expectativas, fue mucho más revelador.

Tras modificar dos genes de los ratones, a los que estaban sometiendo a una dieta alta en lípidos (grasas), para fomentar su obesidad, descubrieron que los animales dejaron de acumular esta sustancia. Es decir, dejaron de engordar aún estando sometidos una dieta rica en grasas.

Comer sin engordar podría convertirse en una realidad según el estudio

La manipulación de dos genes afectó a unos capilares linfáticos del intestino llamados lacteales. Los lacteales son los encargados de llevar los lípidos al torrente sanguíneo y transformarlos en energía o, muy a nuestro pesar, en grasa.

Por ello, este estudio publicado en la revista Nature podría haber descubierto la forma por la que comer sin acumular grasa podría ser una realidad: cerrar estos lacteales, que "abren la puerta" de las grasas al organismo.

Si bien se trata tan solo de un estudio, no descartan poder haber descubierto la forma de influir a los lacteales de los humanos. De momento, hablan de la existencia de un medicamento con estos efectos, que sirve para tratar el glaucoma y que ya está aceptado en Estados Unidos. Este medicamento inhibe la quinasa Rock, el conjunto de moleculas que controla los lacteales.