Un brazo articulado se despliega cuando el coche necesita recargarse y un carril le trasmite la energía para que pueda circular sin parar a cargar la batería: ya se ha probado en Suecia, han calculado que no es necesario instalarlo en todas sus carreteras, serviría con cubrir el 4% de las vías, y no más de 45 kilómetros sin un tramo donde el coche se pueda recargar.

Una medida que en España, los expertos ven viable, pero matizan: "Llegar hasta ese nivel será bastante lejano, si existe". En países como Reino Unido o Corea del Sur optan por otra opción: la carga inalámbrica.

El coche que necesite energía circula por un carril que automáticamente se la envía en forma de ondas. El vehículo la convierte en electricidad y puede continuar circulando sin parar a recargarse. La inversión de esta medida es más alta que la anterior, pero tampoco excesiva.

Tampoco sería necesario dotar a todas las carreteras de estos carriles, de un tramo a otro las baterías son la solución. Menos peso para los coches, menos espacio, y menor precio, tres aspectos que el consumidor seguro que agradece.