Carlos imaginaba que en cuatro años estaría en sillas de ruedas, tiene 46 y le detectaron la enfermedad de parkinson con 41. "Lo del temblor es controlable. El problema es la rigidez. Vas a coger un vaso y se te cae, no lo consigues controlar", explica.


Casi no se podía vestir, le daba vergüenza ir a comer fuera. La enfermedad nunca le ha generado dolor, pero sí cómo le miraban en la calle: "Te quieres quedar en casa, no quieres trabajar".

Un día entendió que ya era suficiente y se sometió a un tratamiento experimental pionero en el mundo y pasó de temblar a mantener la estabilidad.

Es uno de los 62 pacientes con parkinson que ha participado en el nuevo procedimiento que ensaya el equipo médico de un hospital de Madrid. "Es como radioterapia, pero en vez de rayos es con ultrasonido", explica José Obeso, director del Centro Integral de Neurociencias del Hospital HM.

La técnica, mínimamente invasiva, provoca una termolesión en una estructura del cerebro. "Aunque la gente piensa que son sólo temblores, es una enfermedad muy difícil", explica Carlos, y es que los pacientes sufren rigidez y depresiones.

Esta intervención no solo disminuye el temblor, sino que también minimiza la rigidez y la lentitud que bloquea al paciente. El efecto es inmediato, una sola sesión. "Si ganamos cinco o siete años, la persona ganará tiempo para que sigamos avanzando", apunta Obeso. En España hay 150.000 personas con la enfermedad de parkinson.