Verán el Bernabéu y el Guggenheim  en blanco y negro y a baja calidad, pero verán. Todo gracias a un chip que se implanta en la retina y envía impulsos al cerebro para que personas ciegas por una degeneración de retina puedan volver a ver.

"Cada vez que aparece algo nuevo, para nosotros es un balón de oxígeno", confiesa Felipe Beltrán. La operación dura media hora, es con anestesia local y la recuperación de tan sólo una semana.

Su inventor, Raanan Gefen, nos cuenta que "introducir este fotoreceptor artificial en la retina provoca que vuelvan todas las funciones, que se vuelva ver".

Tras probarlo en ratones, ahora está listo para hacerlo en humanos. Para los expertos, como Gonzalo Corcóstegui, es una revolución: "El objetivo sería que estos pacientes tuvieran una visión lo más parecida a como la tenemos el resto".

Para recargar el chip se usan unas gafas con láser. Se calcula que en el mundo occidental hay seis millones de personas que así podrían volver a ver.