Desde un buque frente a la costa de la provincia de Shandong, China ha lanzado con éxito el cohete Gravity 1, el más potente del mundo con propulsión de combustible sólido. El cohete, desarrollado por la empresa privada Orienspace, transportó tres satélites de observación terrestre a una órbita solar sincrónica a una altitud de 500 kilómetros, tal como ha informado la cadena estatal CCTV.
Con una altura de 30 metros, un peso de 405 toneladas y un empuje de 600 toneladas, el Gravity 1, que despegó a las 13.30 hora local (5.30 GMT), es el lanzador de combustible sólido más potente del mundo, además del más poderoso diseñado por parte de una empresa privada del gigante asiático.
El cohete está formado por tres etapas centrales y cuatro propulsores laterales, todos ellos con boquillas móviles y motores de combustible sólido, conocidos por su simplicidad, fiabilidad y empuje energético.
Según informa la compañía, el Gravity 1 tiene una capacidad para transportar 6,5 toneladas a órbita baja o 4,2 toneladas a órbita solar sincrónica, y es el primer y único cohete privado chino con propulsores laterales. Orienspace, fundada en 2020 por un grupo de investigadores veteranos de empresas espaciales estatales, es la quinta empresa china privada con cohete propio.
"El Gravity 1 es ideal para desplegar grandes grupos de satélites o enviar naves espaciales grandes en emergencias", anunció Orienspace. En los últimos años, China ha visto un aumento en el número de empresas privadas que se dedican al desarrollo y lanzamiento de cohetes. Esto es solo un paso más en el desarrollo de la industria aeroespacial del gigante asiático.
En septiembre de 2023, la compañía china de cohetería Galactic Energy se convirtió en la primera empresa privada china en llevar a cabo un lanzamiento exitoso de un cohete desde el mar. Por su parte, el pasado mes de abril, China llevó a cabo una prueba de aterrizaje vertical de un cohete en una plataforma marina, lo que sentaba los cimientos para la recuperación de los lanzadores y su posterior reutilización.
En la última década, Pekín ha invertido fuertemente en su programa espacial y ha logrado hitos como el alunizaje exitoso de una sonda en la cara oculta de la Luna en enero de 2019, un logro que ningún país había conseguido hasta la fecha.