Para poder alcanzar la máxima velocidad en España necesitamos supercables de Internet por los que pasa casi toda la red, como el que acaba de llegar a Bilbao y que conecta nuestro país con Estados Unidos. Más de 6.000 kilómetros de fibra, que pasan también bajo el mar.

Lo está instalando Google, cuyo delegado, Miguel Escassi, explica que este nuevo cable "va a dar un mejor servicio a todos los europeos, no solamente a los españoles, en actividades tan cotidianas como buscar en Google Maps", pero también a las empresas, por ejemplo, "en la velocidad de sus computaciones".

Este cable es una autopista de datos con tecnología óptica innovadora, capaz de transmitir entre Estados Unidos, Reino Unido y España 340 terabytes en un segundo, es decir, 85 millones de fotos o 170.000 horas de vídeo en un abrir y cerrar de ojos.

A juicio de Héctor Esteban, director de la Escuela Superior de Ingeniería de Telecomunicaciones de la UPV, esta es "una oportunidad de negocio enorme para empresas" porque "allá donde está la mercancía, que son los datos, y el acceso rápido a esos datos, pues hay un montón de empresas que pueden ofrecer servicios".

Por España pasan muchos de los principales supercables internacionales. Estamos conectados con Estados Unidos también desde 2018 con el Marea; con toda Asia y Australia a través del Flag Europe-Asia (FEA), con América del Sur por el Atlantis-2 y ahora están instalando uno que nos conectará con toda África, el 2África.

El objetivo de España, con una "posición geográfica privilegiada", según explica Roberto Sánchez, secretario de Estado de Telecomunicaciones, es llegar a "ser el gran albergador de datos y el gran punto de interconexión de datos del sur de Europa".

Un nodo esencial de conectividad a nivel mundial, en el que trabajan empresas españolas, como Telxius, y que genera empleo en almacenamiento y procesamiento de datos, además de mejorar nuestra red, que ya es una de las más avanzadas del mundo.

En este sentido, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reivindicaba el pasado mes de julio que "España tiene más conexiones de fibra óptica a Internet que la suma del Reino Unido, de Francia, de Italia, de Alemania... lo que nos sitúa en una posición de ventaja que no podemos malograr".

El plan hasta 2025 es seguir atrayendo estos proyectos, que además tienen otra ventaja: se pueden ejecutar en pocos meses, enterrando el supercable en el fondo del mar, y en la costa.