Las aplicaciones para estudiar idiomas protagonizan un boom. La Inteligencia Artificial es capaz de seguir, de manera individual, el progreso del usuario y adaptarse a sus necesidades. Aún así, los expertos lo tienen claro: no sustituyen al profesor. Pero en la calle están encantados con su existencia. "Empecé en verano por aburrimiento un poco, y al final se ha vuelto como una adicción", confiesa un joven en la calle. "Hago una o dos lecciones antes de irme a dormir y sí lo veo útil", añade otro hombre.
Las oportunidades laborales son el primer motor para bajarse este tipo de aplicaciones. Son económicas, accesibles y muy intuitivas. "Son muy atractivas visualmente, estamos muy acostumbrados a hacerlo todo desde la tablet, ordenador, móvil, y eso engancha un poquito a la gente", reconoce el profesor de Lenguas y Estudios Carlos Martínez. "Lo que hacen es ir recordándole a la persona que está aprendiendo, que tiene que abrir la app, unos objetivos que cumplir...", explica el asesor lingüístico Álex Herrero, de 'Cálamo y cran'.
¿Son realmente efectivas para aprender un idioma? "Hago lecciones que duran un minutito y eso y en realidad no se aprende mucho pq tampoco tienes tú un profesor ni es personalizado", reconoce una joven. Ya sea como sistema principal de enseñanza o como complemento educativo viven un boom inédito. Pero también tienen algunas limitaciones.
Herrero reconoce que pueden potenciar el aprendizaje pero, en ningún caso son una "herramienta definitiva para aprender un idioma por completo". Martínez coincide: "Son un complemento, considero bueno, para aprender un idioma, pero no son la solución para aprender un idioma lógicamente". Ya sea como ocio o para seguir aprendiendo, lo que está claro es que estudiar idiomas está de moda.
Publicado en la revista 'Nature'
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