Para ahorrar en algunos laboratorios españoles se ven obligados a trabajar con material traído de casa, inventándose sistemas de cámaras húmedas caseras y reutilizando los tarros de cristal de legumbres o potitos, por ejemplo.

Funcionando así, pueden llegar a ahorrar hasta 500 euros al año. Pero tiene un gran hándicap, y es que se tiene que invertir o gastar más tiempo trabajando con este tipo de materiales.

Patricia Rico, investigadora OBIT-UPV, lo detalla a laSexta. Si utiliza un material más caro, el experimento lo hace en un día. Si lo hace con otro material más básico, necesita trabajar en él durante tres días.

Lo mismo hace Paco Vega, investigador de la facultad de Biología de la Universidad de Sevilla. También es experto en esto del ahorro y afirma que trabajan con un bote de reactivos caducada en 2006. Sabe que es seguro hacerlo. "Seguimos usándolo porque tenemos que estirar al máximo el presupuesto", ha explicado.

Quienes trabajan en un laboratorio aplican estas técnicas de ahorro porque prefieren gastar el poco dinero que reciben en contratar personal. También aprovechan las visitas al extranjero para hacer pedidos allí, donde salen más baratos.

Son el claro ejemplo de una ciencia precaria que necesita urgentemente más inversión.