De primeras no entenderán sus movimientos pero está todo calculado: con unas gafas el cirujano es capaz de ver tanto el exterior como el interior de su paciente. Tiene una hernia discal y así sabe justo donde pinchar, todo gracias a la realidad aumentada.

Mediante escáneres y rayos X se obtienen imágenes previas a la operación y se cargan en las gafas. Los médicos pueden buscar así los mejores ángulos y anticipar necesidades o posibles problemas.

"Esto es algo muy nuevo. Ver la columna y poder decir 'muy bien, esta es mi trayectoria, por aquí debo comenzar'", explica Wendell Gibby, neurocirujano.

El Gobierno estadounidense acaba de dar el visto bueno a esta técnica, el primero del mundo. En España lo más parecido son unas gafas de realidad mixta, que permiten al cirujano durante la operación tener en todo momento acceso a tacs, resonancias o radiografías. "Hace que se acorte la operación, que se mejore la precisión", señala Rubén Pérez, traumatólogo del Hospital Gregorio Marañón.

Una mejora sobre todo en operaciones largas: tiempos y precisión que irán mejorando con la aplicación progresiva de la realidad aumentada.