El altavoz 'Echo' de Amazon es uno de esos 'productos-servicio' que se están colando en nuestras casas con la promesa de hacernos la vida más fácil. Activados por voz, siempre están conectados y aprenden nuestros usos y costumbres.
Pero ahora uno de estos 'gadgets' podría ser también testigo clave de una investigación enquistada, el asesinato de un policía local de Arkansas que apareció muerto en el jacuzzi de un amigo en noviembre del año pasado.
Las grabaciones en la nube de uno de los altavoces inteligentes encontrados en la casa podrían aportar pistas sobre lo que pasó aquella tarde, y más sabiendo que siempre suben unos momentos de más aparte de la orden o consulta que se les hace.
Analizando la caldera inteligente de la casa, por ejemplo, han llegado a la conclusión de que se intentó ocultar el crimen al detectar un súbito gran consumo de agua caliente.
Amazon no quiere facilitar los registros alegando, aparte de privacidad, que estos dispositivos "no deben ser utilizados en contra de sus dueños". Pero la polémica va más allá, porque desde teléfonos a neveras incluyen ya estos asistentes virtuales, siempre escuchando a la espera de ser activados.
Un caso que recuerda al del FBI contra Apple tras el atentado de San Bernardino, donde pidieron ayuda para desbloquear el móvil de los terroristas y la compañía se negó. El FBI acabó pagando a unos hackers y demandando a Apple en un conflicto que llegó al Congreso y en el que hasta Obama tomó parte.