La listeriosis es una infección causada por la bacteria 'Listeria monocytogenes' que, por lo general, se contrae por consumir alimentos contaminados, según informa la Junta de Andalucía en un comunicado. Son grupos de riesgo las embarazadas, los bebés recién nacidos, las personas mayores y aquellas con el sistema inmunitario debilitado.

Los síntomas normalmente se presentan entre una y cuatro semanas después de haber ingerido el alimento contaminado, aunque en algunos casos la infección puede no mostrar síntomas hasta 70 días después de la exposición.

Los síntomas que puede causar la enfermedad son fiebre, dolores musculares, vómitos o diarreas, rigidez de cuello, confusión y debilidad. En las mujeres gestantes puede causar una afección grave que afecte al feto y puede llegar a provocar un aborto espontáneo, muerte fetal, parto prematuro, o infecciones potencialmente mortales en el recién nacido, según los Centros de Control de Enfermedades (CDC).

La listeria es una bacteria muy común, presente en tierras de cultivo o en el ganado, que llega a nuestras cocinas principalmente en forma de carne cruda, vegetales o lácteos. Si bien es inocua para la mayor parte de la población, puede resultar mortal para niños, ancianos, personas con bajas defensas o embarazadas. Es vital detectar la infección a tiempo.

Aunque evitemos los alimentos citados, también podemos intoxicarnos si cometemos malas prácticas en la cocina. Es clave lavarse las manos antes y después de manipular alimentos, así como lavar las superficies y utensilios.

Además, la listeria es una bacteria que resiste bien al frío, pero no así al calor, por lo que es importante cocinar completamente la comida (calentarla a más 70 grados) y desinfectar los alimentos crudos.

Es importante también separar los alimentos limpios de los que están sucios y los cocinados de los crudos.

Asimismo, refrigerar a menos de cuatro grados y respetar las fechas de caducidad son consejos que debemos seguir para prevenir un contagio.

Alimentos con más riesgo

Las normas básicas de prevención de la infección por listeria, detallan desde la Junta, pasan por una higiene alimentaria adecuada, sobre todo en el caso de las personas en situación de riesgo.

En este sentido, advierten de que la contaminación de alimentos es común y que la Listeria puede reproducirse a temperaturas de refrigeración, por lo que los alimentos ligeramente contaminados pueden adquirir una gran contaminación durante la refrigeración.

Este problema afecta especialmente a los alimentos que se comen sin cocción adicional, como aquellos refrigerados que se venden listos para consumir.

Así, las personas en riesgo deben evitar el consumo de quesos blandos (como camembert y brie), así como de otros alimentos refrigerados listos para consumir, a menos que se calienten hasta una temperatura interna de 73,9ºC o hasta hervir.

Del mismo modo, deben evitarse los pescados y mariscos ahumados refrigerados, a menos que hayan sido cocinados; la leche cruda (no pasteurizada) y las verduras congeladas sin cocción previa antes de consumir.