NO CORRE, VUELA
Pura esencia de competición para la última creación de Ferrari
Maranello ha vuelto a sacarse un as en la manga, y esta vez se llama Ferrari 296 Speciale.

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Maranello ha vuelto a sacarse un as en la manga, y esta vez se llama Ferrari 296 Speciale. Esto no es un coche, es una obra de arte basada en el 296 GTB, pero con una vuelta de tuerca que lo convierte en un misil de 880 CV, este bicho híbrido mezcla un V6 que ruge como un león con un motor eléctrico que te pega al asiento. Es como si Ferrari hubiera dicho: "¿Híbridos? Vale, pasamos por el aro, pero a nuestra manera".
Olvídate de retoques cosméticos, porque el 296 Speciale es un escaparate de tecnología sacada de la competición, que se ha aligerado hasta los 1410 kg y cuenta con una aerodinámica que hace que el aire le patine. Si lo pones en un circuito, no corre: vuela. Y el sonido de ese V6 biturbo suena a ópera italiana convertida en Heavy Metal.
Un V6 que muerde y un eléctrico que empuja

El corazón del 296 Speciale es un V6 de 3.0 litros con dos turbos, bielas de titanio y un cigüeñal tan ligero que parece de juguete. Suma un motor eléctrico MGU-K y tienes 880 CV listos para hacerte olvidar cómo se respira normal. En modo ‘Qualify’, el botón ‘extra boost’ te suelta 180 CV eléctricos que convierten las rectas en un parpadeo. ¿Autonomía eléctrica? 25 km, pero, sinceramente, ¿quién va a usar esto para ir a por los niños?
La caja F1 DCT de 8 marchas cambia tan rápido que parece que el coche te lea el pensamiento. Todo está calibrado para que sientas cada caballo, cada transición, como si el coche estuviera vivo. Es una patada de emoción tras otra, con un software que parece programado por un piloto de rallies con un café de más.
Aerodinámica que te clava al asfalto

El 296 Speciale no se queda solo es bonito, es una lección de física aplicada a lo divertido. Monta un alerón trasero activo con tres posiciones, un difusor que parece un túnel de viento y unas lamas que manejan el aire como un director de orquesta. A 250 km/h genera 435 kg de carga aerodinámica, un 20% más que el GTB. Traducción: puedes tomar curvas como si el coche tuviera ventosas.
El diseño es puro Ferrari: splitter delantero que raspa el suelo, escape elevado resultón y llantas en Verde Nürburgring que son puro arte. Pero nada está ahí por postureo. Cada detalle, desde las entradas de aire hasta el damper frontal, está pensado para que el coche corte el viento y se coma el circuito.
Ligero, preciso y con carácter
Ferrari ha puesto al 296 Speciale a dieta estricta: 1410 kg gracias a fibra de carbono por todas partes y tornillos de titanio que valen más que mi sueldo. El motor es 9 kg más ligero que el del GTB, y los frenos carbocerámicos con refrigeración tope de gama hacen que frenes como si el mundo se acabara a 10 metros de ti. La suspensión Multimatic, con muelles de titanio, te mantiene pegado a la trazada aunque el asfalto parezca un campo de minas.
Todo mola por dentro: puertas de carbono, un túnel central que parece un guiño a los Ferrari de antaño y altavoces incrustados en la fibra para no añadir ni un gramo de más. El 296 Speciale no es un coche cualquiera, eso queda claro.
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