HAY CASI 9.000 TERMINALES FUERA DE SERVICIO

Un problema para la transición energética: en España, 1 de cada 4 cuatro cargadores públicos no funciona

El inconveniente se agrava debido a la lentitud que existe en el crecimiento de estos dispositivos (nuevas instalaciones). Por ahora, hay algo más de 25.000.

Cargadores aceras Itselectric

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Según el último “barómetro de la electromovilidad” de ANFAC (la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones), que se encarga de estudiar la situación de la transición energética que afronta el sector de transporte, en España tenemos serios problemas con la adopción del coche eléctrico y los motivos no se reducen a un coste de adquisición elevado. La infraestructura de recarga todavía es pequeña, avanza muy despacio y, lo que es más grave, está muy mal mantenida.

Con base en las cifras que arroja el informe en cuestión, en nuestro país existen 8.869 puntos de carga para BEV que se encuentran fuera de servicio por avería o por falta de conservación. Esto se traduce en un 26% de terminales no operativos sobre un total de 25.180 dispositivos o lo que es lo mismo: significa que una de cada cuatro veces que un usuario vaya a recargar la batería de su automóvil no podrá hacerlo con ese cargador, incrementando su ansiedad por recuperar energía y autonomía de desplazamiento.

Cargadores eléctricos en gasolineras Repsol
Cargadores eléctricos en gasolineras Repsol | IBIL

La “esperanza” del estudio de ANFAC llega con otro dato interesante: entre los meses de julio y septiembre de 2023 se han instalado 2.420 nuevos puestos de este tipo, lo que quiere decir que se ha logrado un crecimiento de la red en casi un 10% y en muy poco tiempo. Sin embargo, 807 cargadores mensuales en promedio es aún un número tímido con relación al aumento del mercado de los coches eléctricos y la necesidad que estos llevan asociada.

España sigue a la cola europea de la movilidad eléctrica, con una baja penetración de este sistema de propulsión (aún muy incipiente y en plena eclosión tecnológica) y una infraestructura pública para la recuperación energética de las baterías tan pequeña como débil. Además, dada la centralización con la que contamos en esta región del Viejo Continente, Madrid y Barcelona son las ciudades más adelantadas en ese aspecto y, por ende, recomendables para adquirir un BEV.

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