Desde que se lanzó en 2014, se han comercializado más de 200.000 unidades de X4 en todo el mundo
BMW X4 Xdrive 30d a prueba: un musculoso SUV coupé de corazón formidable
El BMW X4 nació como un intento de rentabilizar en una categoría inferior el rotundo éxito que supuso desde que salió al mercado de su hermano mayor, el BMW X6, democratizando el concepto con un tamaño que le 'cabe' a un mayor número de posibles compradores. También por precio.
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Hemos puesto a prueba uno de los representantes más populares de este nuevo 'segmento' tan popular de los todocaminos coupés -todo lo SUV funciona, ya sea por arriba, por abajo, en motorizaciones, tamaños, filosofía- como el X4 (2017), en su versión diésel más potente: el X4 Xdrive 30d. Se trata de un SAC (Sports Activity Coupé) o un SUC (Sport Utility Car) o quizá un SUVC (Sport Utility Coupé Vehicle)... Lo que viene siendo un SUV con estética desde el lateral similar a la de un coupé.
Esta versión, la 30d, es mucho más deportiva que la mayoría de los SUVs, incluidos coupés, gracias a un poderosísimo turbodiésel -6 cilindros en línea-, que ofrece nada menos que 258 CV de potencia, aún más intimidante vestido por el paquete deportivo M, que le aporta la apariencia más deportiva de la marca bávara. Aunque su silueta sigue las líneas maestras marcadas por el X6, comparte -aunque no lo parezca- plataforma y casi las mismas dimensiones generales que el X3.
Ese dinamismo estético, de similar su silueta a la de un clásico coupé, se incrementa en esta versión con el paquete deportivo M, y numerosos detalles repartidos por toda la carrocería: revestimientos de las estriberas, molduras de los pasos de rueda y puertas, todo en el mismo color de la carrocería (Melbourne Rot metalizado), los típicos riñones de la calandra, totalmente cromada, tomas de aire con hasta 4 grandes aberturas en el paragolpes delantero.
El interior de este BMW X4 es idéntico al del X3 del que procede, salvo que la altura del asiento se sitúa apenas un par de centímetros más baja, para asemejarla a la de un deportivo, cuenta con una gran pantalla multifunción de 8,8 pulgadas presidiendo el salpicadero, cuya zona central se sitúa ligeramente orientada hacia el conductor, la consola central se sitúan la palanca de la caja de cambios automática Steptronic de 8 velocidades, los pulsadores del Driving Experience Control, el mando del iDrive, el freno de estacionamiento eléctrico, el control de descensos o el inhibidor del aviso acústico de los sensores de aparcamiento.
Las diferencias empiezan conforme avanzamos hacia la parte posterior del habitáculo, a partir del pilar B, con el marcado descenso del techo. Estas formas condicionan la altura libre en las plazas traseras respecto al X3 y los pasajeros más altos, se sentirán algo más agobiados, que no incómodos, que en aquél. Los asientos posteriores están pensados exclusivamente para dos ocupantes, por las marcadas y ergonómicas formas de los laterales y su mayor anchura, aunque en caso de necesidad pueda acogerse a un tercer pasajero, que nunca viajará con la misma comodidad que sus acompañantes.
El respaldo dispone de un apoyabrazos central, que además puede abatirse en tres partes, en una proporción 40/20/40, muy útil a la hora de aumentar el espacio de carga sin perjudicar a los ocupantes de dichas plazas, sobre todo para transportar objetos cuya longitud (esquís, etc) exceda la del maletero.
Espacio y almacenamiento
Pese a que el diseño de la carrocería es menos funcional que el del X3, el maletero sigue conservando aún una capacidad suficiente (500 litros -50 menos que el X3), limitada sólo por la caída del portón trasero, lo que impide cargar bultos demasiado voluminosos. Una vez que levantamos el portón trasero -pulsando un botón u, opcionalmente pasando un pie bajo el paragolpes) tendremos acceso a un hueco suficiente de formas regulares y aprovechables. Abatiendo los respaldos obtenemos una superficie plana de 1.400 litros de capacidad (por 1.600 del X3).
Amén de contar de serie con tracción total xDrive y cambio automático Steptronic de 8 velocidades, cuenta con los sistemas de seguridad activa, agrupados bajo la denominación BMW ConnectedDrive: Head-Up Display, asistente de luz de carretera, Driving Assistant Plus, aviso de salida de trayectoria, control de crucero activo con función Stop&Go o la protección preventiva de peatones.
Es posible adquirir este todocamino alemán desde los 48.400 € (del BMW X4 xDrive20d, con motor turbodiésel de 190 CV y cambio manual de 6 velocidades), mientras que la versión objeto de esta prueba (el BMW X4 xDrive30d de 258 CV con cambio automático deportivo Steptronic de 8 velocidades) lo encontraremos desde60.900 €.
De todas formas si queréis haceros con un BMW X4 xDrive30d (y el resto de versiones) antes de que comiencen las entregas -este verano- del nuevo X4 nada mejor que echar un vistazo en un concesionario donde hay unidades en stock con interesantes ofertas promocionales.
Motor y comportamiento
Para esta prueba disponíamos del propulsor intermedio de la gama diésel resultando, con toda probabilidad, la más equilibrada de todas ellas, con una proporción muy adecuada entre prestaciones deportivas y un contenido consumo de combustible.
Este 6 cilindros en línea que cubica un poco menos de 3 litros (2.993 centímetros cúbicos para ser exactos) está dotado de un sistema de inyección directa de combustible tipo Common Rail y la eficaz tecnología de sobrealimentación BMW TwinPower Turbo, con un turbocompresor de dos etapas y de geometría variable. Con todo ello es capaz de ofrecer la nada desdeñable cifra de potencia de 258 CV a 4.000 rpm y un no menos destacable par máximo de 560 Nm entre 1.500 y 3.000 rpm.
Las prestaciones también son dignas de mención, siendo capaz de acelerar 0 a 100 km/h sus 1.895 kilogramos en orden de marcha en tan sólo 5,8 segundos o alcanzar una velocidad máxima de 234 km/h. Ya quisieran muchos deportivos… y en cuanto a la caja de cambios, automática secuencial de 8 velocidades, sorprende tanto por la suavidad de los cambios y la rapidez en las inserciones de las marchas, tanto que parece de doble embrague.
Además, bajo la denominación BMW EfficientDynamics se agrupan toda una serie de tecnologías para mejorar la eficiencia del propulsor reduciendo al máximo los consumos y emisiones. Entre éstas se incluyen la navegación a vela o propulsión por inercia (cuando las condiciones del terreno son favorables se desconecta la transmisión del propulsor). A ello hay que sumar también el sistema Stop&Start, la desactivación de los grupos secundarios (bomba de agua, alternador, compresor del climatizador…) cuando no son necesarios o la recuperación de energía en las frenadas.
Todo ello se ve refrendado en unas cifras oficiales de consumo y emisiones más propios de un vehículo compacto que de un todocamino Premium de marcado carácter deportivo, conformándose con 6,5 l/100 km en ciclo urbano; 5,6 l/100 km en el interurbano y un consumo medio de 5,9 l/100 km, todo ello con una emisiones de CO2 de 156 g/km.
Estas cifras siempre son muy optimistas optimistas, pues en una conducción real varían desde los 8,8 l/100 km en ciudad, bajando hasta 6,6 l/100 km en autovía y carretera nacional de amplio trazado, con un gasto de combustible medio de 7,4-7,8 l/100 km.
Por otro lado, los kilos de más parecen desaparecer para encontrarnos con un vehículo que no solo responde al instante a los pequeños giros del volante para meterlo en la curvas, sino que lo hace con una precisión digna de mención. Pero no sólo el morro se inscribe fácilmente sino que el resto de la carrocería le sigue fielmente gracias a la estudiada geometría de suspensiones, y a la indudable contribución del sistema de tracción total xDrive, de forma que hay que llevarlo a un ritmo muy alto para que observemos alguna insinuación de la zaga.
En carretera, autopista o no, pisa como cualquier berlina, aunque se nota el enorme esfuerzo del conjunto para hacerlo. Casi dos toneladas de peso, la altura, la anchura, los 4 rodillos que monta por ruedas (245mm delante y 275 mm. en el tren posterior), la respuesta inmediata del magnífico propulsor, etc.
Conclusión: Para aquellos a los que no le gusta renunciar a nada, dentro y fuera de la ciudad.
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