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La propuesta inicial para los peajes de las autopistas españolas

La 'viñeta' que el Gobierno quiere que pagues para usar las autopistas a partir de 2023

Las autopistas españolas dejarán de ser gratuitas en un corto plazo de tiempo, pero el modelo de pago aún parece que recibirá cambios hasta su estabilización. El Gobierno tiene en mente una primera fase a partir de 2023.

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En la actualidad la mayoría de vías rápidas de nuestro país (autovías y autopistas) son de uso gratuito, es decir, no se paga ningún tipo de tarifa o peaje por utilizarlas, sino que sus costes de mantenimiento y reparación se cargan directamente a los Presupuestos Generales del Estado. Sin embargo, en los últimos años se ha generado un importante 'agujero' económico que urge compensar.

Por eso, impulsado también por las directrices que llegan desde la Unión Europea, el Gobierno central se ha puesto a trabajar en un nuevo modelo de financiación de las autopistas y autovías de nuestro país, un modelo que parece encaminado al "pago por uso" que hará que todas las autopistas y autovías pasen a ser de pago en un futuro cercano, aparentemente a partir de 2023.

La primera fase de las autopistas de peaje será universal

Según parece, el ejecutivo central ha decidido implantar los peajes en las autopistas en un formato de doble etapa, de manera que será a finales de 2023 cuando el primer 'peaje universal' llegará a nuestro día a día como conductores, y lo hará en forma de 'viñeta' anual, con un concepto muy similar al que aplican otros países como Suiza, donde se abona una cuota anual para poder circular indefinidamente por las vías rápidas del país.

Se trata de un primer ensayo que permitirá al gobierno medir la reacción de los conductores y avanzar hacia un 2025 en el que ya se instaurará un sistema más complejo, de 'pago por uso', similar al que utilizan ya países como nuestra vecina Portugal.

La ventaja del primer modelo es que se trata de un método menos traumático, ya que se abona una cantidad una vez al año y se permite circular sin restricciones, pero también resulta menos rentable para las administraciones ya que la cuota abonada puede no cubrir los costes de aquellos conductores que utilicen intensivamente las autopistas.

Por otro lado, el segundo modelo, más inteligente, necesita de un mayor control telemático (cámaras, arcos de pago...) para distinguir entre diferentes tipos de vehículo, pero resulta más justo ya que se pagará en proporción al uso que se le den a estas carreteras, así como en relación al tipo de vehículo y al potencial contaminante de éste.

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