CONSEJO
Trucos para que no le den portazos a tu coche en los aparcamientos
Aparcar en un parking público puede convertirse en una auténtica ruleta rusa para la carrocería. Los portazos son uno de los daños más habituales en los coches estacionados y, en muchos casos, llegan cuando el vehículo está perfectamente aparcado.

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Aparcar en un parking público puede convertirse en una auténtica ruleta rusa para la carrocería. Los portazos son uno de los daños más habituales en los coches estacionados y, en muchos casos, llegan cuando el vehículo está perfectamente aparcado. Por suerte, existen trucos sencillos que ayudan a reducir mucho el riesgo.
El primero es elegir bien la plaza. Siempre que sea posible, conviene aparcar junto a una columna, ya que en ese lado no habrá puertas que puedan golpearte. Otra buena opción es colocarse al lado de un pasillo de circulación, donde normalmente hay más espacio lateral y menos coches pegados.

Otro consejo clave es alejarse de las plazas cercanas a las puertas de acceso, ascensores o escaleras. Aunque resultan más cómodas, son las más usadas y donde más rotación de coches hay. Aparcar un poco más lejos suele significar menos vehículos alrededor y menos riesgo de golpes.
Además, es recomendable dejar más espacio en el lado del conductor vecino, aparcando ligeramente desplazado hacia el lado libre de la plaza. Ese pequeño margen puede marcar la diferencia.
En definitiva, elegir bien dónde aparcas y pensar unos segundos antes de dejar el coche puede ahorrarte muchos golpes… y visitas al taller.
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