UN NUEVO ACIERTO
Toyota rompe el mercado con el nuevo SUV eléctrico que cuesta 35.000 € y hace temblar a Tesla
Si estás pensando en pasarte al eléctrico pero te asustan los precios y las cargas, el Toyota C-HR+ de 2026 podría ser la respuesta.

Publicidad
Toyota se lo ha tomado con una calma pasmosa, y mientras el resto de la industria corría como pollo sin cabeza para electrificar sus gamas, la marca japonesa seguía a lo suyo, perfeccionando sus híbridos y observando los toros desde la barrera. Muchos pensaban que llegaban tarde, pero con el nuevo Toyota C-HR+ Electric que llegará en 2026 parecen querer demostrar justo lo contrario, que no se trata de ser el primero, sino de hacerlo bien cuando toca. Claro, este no es un simple C-HR al que le han metido una pila con calzador porque estamos ante un coche que utiliza la plataforma e-TNGA, una base dedicada exclusivamente a eléctricos que promete solucionar los problemas de espacio y dinámica que suelen tener las adaptaciones.
El movimiento ataca directamente a la línea de flotación del mercado europeo. Con los precios de los coches por las nubes, lanzar un SUV eléctrico con cara y ojos, tecnología fiable y un precio de partida que ronda los 35.000 euros (ayudas aparte) es ser muy atrevido. El objetivo está claro que es plantar cara al Tesla Model Y y frenar la sangría de ventas hacia las marcas chinas que están entrando en Europa con precios de derribo. Toyota pone sobre la mesa su mejor carta, la de la fiabilidad percibida, y la envuelve en una carrocería que, gustos aparte, tiene personalidad propia y se aleja de los diseños "huevo" que tanto abundan en el sector eléctrico.

Mecánica y autonomía en cifras redondas
Vamos a los números, que es lo que importa. Toyota ofrece dos sabores para este C-HR+. La versión de acceso, denominada Advance, monta un motor delantero de 165 kW (224 CV). Esta es la opción lógica para la mayoría de los conductores porque tiene potencia de sobra para adelantar con seguridad y una configuración más eficiente. Pero si eres de los que necesita tracción total o simplemente quieres más empuje, la versión Spirit añade un segundo motor trasero para sumar 343 CV. Sobre el papel suena divertido porque promete un 0 a 100 km/h en 6 segundos, aunque seamos sinceros: nadie se compra este coche para echarse piques en los cruces, sino por la seguridad extra del sistema AWD-i en suelos deslizantes.
La clave de todo este conjunto es la batería de 77 kWh brutos, y aquí Toyota ha hecho los deberes homologando 609 km en ciclo WLTP para la versión de tracción delantera. Ya sabemos que el ciclo WLTP es optimista, pero incluso en un escenario real de uso mixto, deberíamos estar hablando de unos 450-500 kilómetros reales sin sufrir de ansiedad. Eso permite viajar por autopista con potencia. Además, la gestión térmica de la batería suele ser el punto fuerte de la marca, y eso debería garantizar que esas cifras no se desplomen en invierno, uno de los grandes talones de Aquiles de muchos rivales.
En cuanto a la carga, cumplen sin alardes pero con eficacia. Cargar a 150 kW en corriente continua permite pasar del 10% al 80% en media hora, lo típico para tomar un café y estirar las piernas en un viaje largo. No es la carga ultrarrápida de 800 voltios de un Hyundai Ioniq 5, pero para el segmento y el precio del coche, es más que correcta. Lo interesante aquí es el sistema de "one-pedal driving" y las levas regenerativas, que si están bien calibradas (y Toyota suele hacerlo bien) permiten olvidarse del freno en ciudad y recuperar energía de forma mucho más agresiva para alargar la autonomía urbana por encima de los 600 km.

Interior y tecnología sin plásticos duros
La sensación al abrir la puerta es que Toyota quiere quitarse el sambenito de los interiores espartanos. El habitáculo del C-HR+ Electric da un salto cualitativo importante. Sí, hay materiales reciclados porque ahora todo es "sostenible" o no vende, pero el ajuste y el tacto parecen haber subido de nivel. La ergonomía, con unos asientos que pueden ser calefactados y ventilados, está pensada para hacer kilómetros. Además se agradece que mantengan los botones físicos para las funciones clave, resistiendo la tentación de meterlo todo en la pantalla táctil, que es una moda peligrosa que distrae más que ayuda.
El centro neurálgico es una pantalla de 14 pulgadas que preside el salpicadero. El sistema multimedia ha sido históricamente el punto flaco de los japoneses, y a veces traía unos gráficos propios de una Game Boy, pero esta nueva interfaz promete fluidez y conectividad total con Apple CarPlay y Android Auto sin cables. A esto se le suma un cuadro de instrumentos digital configurable y, en la versión tope de gama, un Head-Up Display que proyecta la información en el parabrisas. No es ciencia ficción, es lo que el mercado exige hoy día, pero verlo integrado de serie en un paquete competitivo es un punto a favor.
No podíamos pasar por alto la seguridad, un apartado donde no escatiman, porque el paquete Toyota Safety Sense incluye hasta 20 asistentes a la conducción. Desde el control de crucero adaptativo hasta el aparcamiento autónomo, el coche viene cargado de "ojos" que vigilan el entorno. Lo relevante aquí no es que los tenga, sino lo intrusivos que sean. Si Toyota ha logrado afinar el software para que el asistente de carril no se pelee con el conductor y las alertas no parezcan una discoteca, habrán ganado muchos puntos en confort de marcha.
Un golpe en la mesa a la japonesa
El Toyota C-HR+ Electric no va a inventar la rueda, pero va a venderse como churros porque es una propuesta racional en un mercado a menudo irracional con un precio de partida de 35.549 euros para la versión Advance y una garantía de batería que puede llegar a los 10 años si pasas las revisiones en la casa. Si buscabas una excusa para dar el salto al eléctrico sin hipotecar tu vida ni tu paciencia, este Toyota tiene todas las papeletas para ser tu próximo coche.
Publicidad





