SIGUE SIENDO GAMA ALTA
Es el SUV de Audi más codiciado, pero esto cuesta su versión más «barata»
El Audi Q6 e-tron Performance no es para nada un coche barato, pero esto es lo que cuesta hoy en día la gama alta.

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Audi sigue en la carrera eléctrica con el Q6 e-tron. La versión de la que hablamos hoy es la performance, que es la más barata de la gama, aunque eso de barata hay que cogerlo con pinzas porque hablamos de un coche que roza los 80.000 euros. Pero en Audi tienen claro que este es el escalón de entrada a un SUV eléctrico de lujo con aspiraciones de coche total para viajar, y ahí las cifras se miran con otro prisma.
La verdad es que, sobre el papel, las credenciales son contundentes: 306 CV de potencia (326 con el modo boost activado), una batería de 95 kWh y una autonomía oficial de 639 km que, aunque en el mundo real se queda entre 500 y 580, sigue siendo un dato excelente. A esto se suma una plataforma desarrollada junto a Porsche, con arquitectura de 800 voltios que permite recargas de escándalo: en apenas diez minutos puedes recuperar 255 km, y en 21 pasas del 10 al 80%. Hasta aquí todo bien, la cuestión es si realmente compensa pagar lo que cuesta la versión de acceso de este Q6 frente a rivales muy serios que ofrecen prestaciones parecidas por bastante menos dinero.

Un Audi "barato" que suena a premium
Visualmente el Q6 e-tron es todo lo que esperas de Audi, o sea, proporciones robustas, pasos de rueda generosos, un frontal limpio con parrilla carenada y faros matriciales que hacen que hasta aparcado parezca un coche de señor. No hay estridencias ni experimentos raros. Es un Audi de manual. Sólido y elegante, y por dentro, más de lo mismo: pantallas por todas partes (la central de 14,5 pulgadas más otra opcional para el copiloto), materiales bien ajustados y un aura tecnológica que te recuerda constantemente que has pagado por estar un peldaño por encima. Incluso es el El nuevo Audi Q6 e-tron es el coche más seguro para los niños y uno de los mejores de su segmento.
La habitabilidad es otro de sus puntos fuertes. Mide 4,77 metros de largo, y se sitúa en ese punto medio entre el Q4 y el Q8, y lo aprovecha con un maletero de 526 litros más un hueco extra de 64 bajo el capó delantero. Las plazas traseras disfrutan de mucho espacio y el piso plano deja de una vez por todas de convertir la plaza central en un castigo. Viajar en él es bastante cómodo porque es silencioso y amplio, justo lo que uno espera en un coche que quiere venderse como el nuevo estándar de viaje eléctrico premium.
Ahora bien, aunque la calidad percibida es muy buena y las pantallas tienen un aire futurista que impresiona al principio, algunos plásticos duros en zonas bajas y la necesidad de pagar aparte por ciertos extras invitan a pensar que la etiqueta de 79.710 euros no está del todo justificada. En otras palabras: sí, es un Audi, pero incluso siendo el “barato” de la gama, la sensación de que te van cobrando suplemento por cada detalle no desaparece.

Viajar sin preocuparse por la autonomía
La gran baza de esta versión está en la autonomía. Los 639 km homologados en ciclo WLTP se traducen en unos 500 km reales si no te dedicas a pisar a fondo ni abusas de la autovía, lo cual, sinceramente, es más que suficiente para cualquier viaje razonable. La conducción en modo urbano es cómoda, con un silencio absoluto, una dirección ligera y un diámetro de giro correcto que evita que te sientas torpe moviendo semejante bicho en ciudad. En carretera, el coche se percibe refinado y aplomado, con una suspensión que filtra bien y un one-pedal configurable que añade comodidad.
Las recargas rápidas marcan la diferencia gracias a la tecnología de 800 voltios. Poder enchufar el coche en un cargador potente y tenerlo prácticamente listo en poco más de veinte minutos para seguir viaje quita de golpe gran parte de la ansiedad que aún acompaña a los eléctricos, y si a esto sumamos un consumo WLTP de 16,6 kWh/100 km, resulta que mantener un SUV de más de 2.200 kg puede salir más barato que mover un compacto diésel. Aquí sí que Audi ha dado en el clavo.
El placer de su conducción, aunque no llega al nivel deportivo de otras versiones más potentes con tracción total, es decente, y la aceleración de 0 a 100 en 6,6 segundos es más que suficiente para dejar atrás a cualquier coche generalista, y el guiado en carril, el cambio de carril asistido y los asistentes en general funcionan de manera natural, sin la sensación intrusiva que ofrecen otros fabricantes. Dicho de otra forma, no es un coche para hacer tiempos, pero sí para viajar como un ministro.

¿Merece la pena frente a sus rivales?
Esta es la gran pregunta, claro, porque con un precio cercano a los 80.000 euros, este Q6 e-tron performance se sitúa peligrosamente cerca de rivales como el Tesla Model Y Long Range, que cuesta mucho menos y ofrece incluso más potencia y un ecosistema de recarga imbatible. Para colmo, se enfrenta a propuestas coreanas como el Kia EV9 o el Hyundai Ioniq 5, que, aunque quizá no sean tan "finas", ofrecen buena autonomía, tecnología y diseño por bastante menos dinero.
Audi juega la carta del prestigio, del acabado interior, del confort de marcha y de ese “algo” intangible que te da conducir un coche con cuatro aros en el frontal, y eso tiene valor, por supuesto, pero cada vez es menos diferencial frente a unos rivales que aprietan más y más fuerte. Lo que antes era territorio exclusivo de las marcas premium, hoy empieza a ser accesible en fabricantes que antes ni se tenían en cuenta, y eso coloca al Q6 e-tron en una posición incómoda.
Así que, ¿merece la pena? Si lo que buscas es un SUV eléctrico con autonomía de sobra, un confort de primera clase y el sello Audi, sí, aunque tendrás que asumir que lo pagas a precio de capricho. Si lo que buscas es racionalidad, equilibrio entre precio y producto, entonces quizá la versión más barata del Audi Q6 e-tron no sea tan redonda como parece. Porque, al final, de barata tiene poco, y lo que pagas de más respecto a la competencia es, sobre todo, la emoción de ver esos cuatro aros en tu garaje.
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