UN DEBUT QUE DEJÓ AL MUNDO BOQUIABIERTO

Suspensión mágica y faros adaptativos en un coche que parecía de ficción en los años 50

Todos los coches de los 50 eran aburridos, y llegó este revolucionario francés a cambiarlo todo.

Citroën DS

El Citroën DS rompió todos los moldes en su época e incluso hoy, sigue siendo un automóvil espectacularCitroën

Publicidad

En 1955, cuando Citroën enseñó el DS en París, nadie se lo esperaba. Mientras que todos los coches de entonces parecían cajas con ruedas (muy cuadrados y aburridos), este tiburón con ruedas diseñado por Flaminio Bertoni era otra cosa completamente distinta. Parecía que hubiera aterrizado de otro planeta. La gente se quedaba plantada mirándolo sin poder creérselo.

No era para menos. En quince minutos ya habían vendido cientos de unidades. Al final del primer día tenían más de doce mil pedidos. Increíble. Pero es que el DS no era solo bonito por fuera, sino que prometía algo que nunca habías sentido al volante. Los que lo probaron decían que era como flotar por la carretera.

Las carreteras de los cincuenta eran un desastre: llenas de baches, adoquines, de todo. Pero en el DS no te enterabas. Era como si el coche se las arreglara solo para que tú fueras cómodo, y todo gracias a un invento que sonaba a ciencia ficción: la suspensión hidroneumática.

La suspensión mágica

Lo de la suspensión hidroneumática era una pasada. En lugar de los muelles de toda la vida, Citroën metió unas esferas llenas de gas y aceite que se comunicaban entre sí. El resultado era brutal: por muy cargado que fueras, el coche siempre mantenía la misma altura. Podías meter a tres personas enormes atrás y el maletero hasta los topes que daba igual.

Pero lo mejor era cómo absorbía los golpes. Pasabas por encima de adoquines a toda velocidad y dentro no se notaba nada. Las ruedas subían y bajaban como locas, pero tú ibas como en una nube. No creas que eso significaba que el coche fuera blando o inseguro. Todo lo contrario: frenaba de maravilla y en las curvas iba como un tiro.

Había una demostración que se hizo famosa: el DS podía circular con una rueda menos. Si se te pinchaba una, el sistema hidráulico se las apañaba para mantener el equilibrio y seguir rodando despacio hasta encontrar un taller. En aquella época, cuando quedarte tirado en medio del campo era un problema serio, esto no era ninguna tontería.

Unos faros que miraban contigo

En 1967 llegó otra innovación que dejó a todos con la boca abierta: los faros direccionales. La idea era genial en su sencillez: cuando girabas el volante, los faros giraban también. Así, al meterte en una curva, veías exactamente por donde ibas y no solo lo que tenías delante.

De noche, en carreteras sin luz, esto era una ventaja enorme. Antes, los faros normales dejaban la parte de dentro de las curvas a oscuras y tenías que adivinar por donde seguía la carretera. Con el sistema del DS veías todo clarísimo, podías detectar cualquier obstáculo con tiempo de sobra.

Los que conducían un DS de noche decían que era como si el coche te entendiera. No era solo que alumbrara más, sino que parecía saber exactamente qué necesitabas ver en cada momento. Junto con la suspensión mágica, te daba la sensación de que no ibas en un coche normal, sino en algo mucho más inteligente.

Citroën DS
El Citroën DS es casi la viva imagen de la misma marca, la representación más clara de lo que llegó a ser la compañía francesa | Citroën

Un legado que sigue vivo

El DS cambió para siempre cómo entendemos los coches. Hasta entonces, si querías comodidad tenías que renunciar a las prestaciones, y viceversa. Citroën demostró que se podía tener todo: velocidad, seguridad y un confort increíble para viajes largos sin cansarte.

Hoy en día, muchas de las cosas que inventó el DS las vemos por todas partes, aunque con tecnología más moderna. La suspensión hidroneumática la siguió usando Citroën en otros modelos y otros fabricantes se inspiraron en ella para crear sus propios sistemas. Los faros direccionales ahora son normales gracias a la electrónica, pero en el 67 era algo de locos.

Recordar el DS es recordar una época en la que las marcas se atrevían con cosas nuevas sin miedo a meter la pata. Era cuando una empresa podía jugársela toda a una carta y salir ganando. Por eso, cuando hablas de coches que cambiaron la historia, el Citroën DS siempre está en el top. Un ejemplo de que cuando innovas de verdad, puedes crear una leyenda que dure para siempre.

Antena 3» Noticias Motor

Publicidad