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EL MEJOR TRABAJO DEL MUNDO

Steve Jenny, el hombre que da el visto bueno a todos los Bugatti que se fabrican

Él los prueba antes de ser entregados a sus clientes.

Steve Jenny, el hombre que da el visto bueno a todos los Bugatti que se fabrican

Steve Jenny, el hombre que da el visto bueno a todos los Bugatti que se fabricanBugatti

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En el mundo existen todo tipo de trabajos y, según con los ojos con los que se mire y el gusto de cada uno, muchos están considerados como los mejores empleos a los que uno puede aspirar. Para nosotros, los amantes de los coches, existe un hombre a quien envidiamos de manera sana, Steve Jenny. Puede que no te suene demasiado su nombre, pero debes saber que es quién se encarga de probar y dar el visto bueno a todos los Bugatti que se fabrican. Apetecible, ¿verdad?

Sin lugar a dudas ser el encargado de verificar que algunos de los coches más exclusivos, caros y rápidos del mundo cumplen con los estándares es cuanto menos atractivo. Y es que así es cómo se gana la vida el señor Jenny, quien se levanta todas las mañanas y pone rumbo a las instalaciones de Bugatti para conducir sus creaciones.

Fue en el año 2004 cuando Steve Jenny entró a formar parte de la firma francesa, y desde entonces ha hecho lo que mejor se le da: probar Bugatti. Tanto el Veyron como el Chiron han pasado -y pasan- por sus manos, así como las versiones especiales que crea la marca.

Para ello, Jenny se formó como inspector de calidad y, tras pasar por diferentes empresas, terminó en verano de 2004 en la familia Bugatti. Su primer encuentro fue con las mulas de pruebas del Veyron, y desde entonces no ha hecho más que evolucionar su trabajo.

Hoy en día, los modelos que prueba Steve Jenny se someten a diferentes escenarios. Primero se enfrentan a diferentes máquinas de medición y calibración y, cuando obtienen el visto bueno, pasan a la siguiente prueba. Jenny se asegura de que todos y cada uno de los Bugatti cuentan con las especificaciones concretas de los clientes, asegurándose que no se haya dejado ni el más mínimo detalle atrás.

Y es que, al fin de cuentas, un cliente de Bugatti puede configurar su coche como le venga en gana, creando cualquier capricho que le alcance la imaginación y la cartera, por supuesto. Una vez que se ha corroborado que todo lo pedido por el cliente está en el coche, se analizan las funciones eléctricas del coche para dar cabida al siguiente escenario: las pruebas de conducción.

Este es el punto más importante para un coche capaz de alcanzar los 400 km/h y que desarrolla más de 1.000 CV. Steve Jenny enfrenta a los Bugatti a cuatro fases bautizadas como verano, transición, invierno y análisis, las cuales equipara con las cuatro estaciones de Vivaldi.

Primero afronta una prueba de hasta cinco horas recorriendo 300 kilómetros en la región de Alsacia. Es en ese momento cuando Jenny comprueba que todo esté bien ajustado, la dirección esté bien calibrada, la respuesta del motor sea la esperada y no que no se escuchen ruidos inusuales. También se mide el confort en un camino empedrado y pruebas a alta velocidad en la pista del aeropuerto de Colmar, donde analiza todo lo que sucede por encima de los 300 km/h y comprueba que todo suceda correctamente.

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