UN ELÉCTRICO QUE NO PARECE UN ELÉCTRICO
¿Y si el sedán más bonito del año fuera eléctrico y japonés?
Mazda nos demuestra, con su nuevo Mazda 6e, que posiblemente estemos ante el coche eléctrico más bonito de 2025 y puede que también, ante el coche más bonito, así sin más, de todo el año.

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La mayoría ya había dado por muerto al sedán. Demasiado largo, demasiado bajo, demasiado elegante para un mundo que solo quiere SUV. Pero entonces llega Mazda, en silencio, y deja caer una bomba: el nuevo Mazda 6 eléctrico. Y lo hace a su manera. Sin estridencias, sin gritar su electrificación, sin necesidad de recordarte que viene de Japón –aunque si eres observador, lo notarás–. Porque cuando un coche es bonito, no necesita explicar nada.
A primera vista, es imposible no quedarse mirándolo. Proporciones equilibradas, una línea de cintura afilada, una trasera respingona... Mazda vuelve a demostrar que el diseño sigue importando. Que un sedán puede ser elegante, deportivo y moderno, sin necesidad de parecer una nave espacial. Pero además, también demuestra que puede desprender un aura de modernidad y eficiencia típica de todo coche moderno, sin que por ello se pierda el alma que todo diseño debe tener.
Lo más interesante, no obstante, es que lo han hecho eléctrico. Y no solo eso: lo han hecho bien. Nada de rarezas ni formas recargadas, tampoco se recurre a un interior superespartano, pero por una vez, la marca se ha traicionado a sí misma, pues recurre al estilo “tablets con ruedas”. El nuevo Mazda 6 apenas mantiene botones físicos, ahora hay una enorme pantalla central, como en todos los coches modernos, para gestionar hasta lo más mínimo. Y es bastante curioso, pues la firma japonesa ya afirmó que era “antipantallas” y hacían lo posible por evitar que los conductores tocaran la pantalla mientras se conducía, como ponerla muy lejos y colocar un mando circular entre los asientos. En el nuevo Mazda 6 eléctrico ni está lejos, ni tampoco hay mando giratorio para gestionar funciones.

¿Y la autonomía? ¿Y la carga rápida? ¿Y la conectividad? Todo eso está. Pero ahora no es lo importante. Porque lo verdaderamente rompedor de este coche es que no te grita que es eléctrico. No pretende evangelizarte. Solo quiere ser un buen coche y uno bonito. Mazda ha encontrado un camino en el diseño de coches, que casi toda la industria ha dejado de lado: el camino de las formas suaves, superficies lisas, ausencia de pliegues y líneas que se cruzan sin ton ni son o que acaban en ninguna parte… Es una oda al minimalismo, que no a la sencillez; si ves simpleza en el Mazda 6 eléctrico, seguramente no hayas mirado bien el coche.
En un mundo donde abundan los coches altos, gordos y sin alma, que el coche más bonito del año sea un sedán eléctrico japonés es toda una sorpresa. No es un SUV, ni tiene un diseño exagerado y recargado, no es enorme ni tampoco tiene una imagen impactante; es calma, elegancia no carente de agresividad, es minimalismo, una línea de cintura casi paralela al suelo… Mazda lo ha vuelto a hacer. Y esta vez, lo ha hecho en silencio. Quizá la zaga no esté en consonancia con el resto del diseño, pero es evidente que cuando comience a rodar por Europa será presa de muchos comentarios y miradas.
Y cuando en 2035 eches la vista atrás y recuerdes los coches que marcaron esta transición eléctrica, es muy probable que este Mazda 6 no esté entre los más vendidos.
Pero quizás sí esté entre los más recordados. Y posiblemente, entre los más deseados. En China, donde ya lleva tiempo a la venta, es un éxito tal, que ha obligado a aumentar la producción.
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