DESDE 1947 CON LA FUNDACIÓN DE LA MARCA
¿Sabías que Ferrari comenzó fabricando coches por obligación y no por pasión?
El verdadero amor de Enzo Ferrari eran los motores y desde los inicios quería diseñar los mejores del mundo. Todo el resto del vehículo, para él era secundario

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Desde el año 2007, ningún piloto cuyo coche esté impulsado por un motor Ferrari ha ganado el Mundial de Fórmula 1. Sin embargo, los propulsores del fabricante italiano mantienen un elevadísimo prestigio en el imaginario social. Y ese es el verdadero objetivo de la empresa, que sus motores sigan siendo los más respetados del mundo porque nació con esa meta.
Cuando el mítico Enzo Ferrari funda una marca con su apellido en 1947 con sede en Maranello lo hace con una meta exclusiva: la fabricación de motores. Era lo que realmente interesaba, el coche que rodeaba al propulsor era algo secundario, simplemente una necesidad porque los motores deben mover alguna cosa.
Cambio de paradigma
Fue esa prioridad del propulsor lo que llevó a la diferenciación de Ferrari sobre el resto de fabricantes. Hasta entonces, la industria del automóvil construía motores básicos sin tener en cuenta las prestaciones ni la experiencia de conducción, solo se pensaba en que fuera capaz de transportar a gente dentro de una carrocería.
El concepto de Ferrari era el opuesto, lo fundamental es el motor y que sus características consigan que se disfrute de la conducción lo máximo posible. Con esa pasión por los propulsores, nació el primer motor Ferrari, el 125 S, de 1.5 litros y con personalidad 100% deportiva pensado para la competición. De hecho, en aquellos años, se competía con el mismo coche que se iba a por el pan al día siguiente... Y el Ferrari 125 S era ese tipo de coche deportivo.
La prioridad del motor era tanta que al coche que lo integraba se le ponía el mismo nombre. De este Ferrari 125 S solo se fabricaron dos unidades y en su debut en competición, en Piacenza (Italia, como no), se retiró de la carrera por problemas con la bomba de combustible. Pero ese mismo año terminarían participando en 14 carreras y ganando 6, comenzando a cosechar su actual fama.

El primero y más importante
El 125 S de 1947 generaba 118 CV de potencia y fue diseñado por Gioacchino Colombo, antiguo diseñador de los motores V12 de Alfa Romeo. Sin embargo, los de Ferrari ofrecían un rendimiento y una eficiencia más elevada en buena medida porque los doce cilindros requerían de un desplazamiento bastante corto para generar movimiento. Por esta mecánica, los V12 de Colombo se convirtieron en la seña de identidad de la empresa. De hecho, se integraron en todos los coches de la marca hasta 1988, y aún algunos de sus modelos los mantienen, pues el motor V12 era una obsesión para Enzo y es el motor "estrella" de Ferrari.
Aquella frase de Enzo Ferrari, “yo no vendo coches, vendo sueños”, tenía bastante sentido. Y hasta podríamos reformularla para que sea literalmente exacta, “yo no vendo coches, vendo motores”. Esa era la verdadera pasión del mítico Enzo Ferrari, la fabricación de los mejores propulsores del mundo. El coche, según él, se regalaba pues, en algún lugar debía ir el motor, ¿no?
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