NO TE PUEDEN MULTAR POR ELLO
Qué es el “Diente de Dragón”: la marca vial que confunde a muchos conductores
Seguro que has visto ya pintados en la calzada unos triángulos extraños. No son mensajes extarterrestres, sino una señal de suelo que lleva desde 2021 entre nosotros y que se dedica a avisar y no a prohibir.

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El “Diente de Dragón” ha ganado fuerza en las redes sociales. Es una de esas marcas viales que parecen nuevas pero que, en realidad, llevan ya bastante tiempo entre nosotros. La última en ponerla sobre la mesa ha sido una conocida autoescuela madrileña, que la presentó como novedad mientras animaba a apuntarse a sus cursos intensivos para el carnet de conducir. No les falta vista, porque cada vez más alumnos se enfrentan a estas señales en el examen teórico y no saben muy bien qué significan.
El problema es que el “Diente de Dragón” no es nuevo, sino reciente. Se empezó a probar en 2021 como parte de un plan del Ministerio de Transportes y la DGT para mejorar la seguridad en zonas urbanas y travesías, pero sigue generando dudas porque su función es más visual que reglamentaria. No obliga a reducir la velocidad como un STOP o un semáforo, pero invita a hacerlo, y ahí es donde muchos se hacen el lío.
Las autoescuelas lo están utilizando ahora como gancho y como parte del temario actualizado, con razón, porque no entender bien una marca vial de este tipo puede suponerte un suspenso aunque la respuesta parezca de cajón. En el examen teórico, la clave está en saber dónde aparece, qué significa y cómo debe reaccionar un conductor ante ella.
Cómo es el “Diente de Dragón” y por qué parece que la carretera se estrecha
A simple vista son una serie de triángulos blancos pintados en los márgenes de la calzada. Están dispuestos de forma que apuntan hacia el centro del carril y, al pasar sobre ellos, el ojo humano cree que la vía se estrecha. Es un truco visual para que el conductor reduzca la velocidad sin necesidad de badenes ni señales adicionales. Es un método de psicología vial más que de sanción.
Cada triángulo tiene una base de unos 75 centímetros y una altura variable de entre 60 y 90 y separados por 1,5 metros. Suelen aparecer antes de zonas de riesgo como pasos de peatones, colegios, travesías o tramos con límite de 30 km/h. El objetivo es que levantes el pie del acelerador antes de llegar a la zona crítica.
A menudo se combinan con otras marcas como las líneas de borde quebradas (esas que parecen zigzags) para reforzar la sensación de alerta. Ambas pertenecen al catálogo oficial de señales horizontales (en concreto, la M-8.1) y no están pensadas para multar, sino para educar. Su eficacia depende más del instinto del conductor que de la vigilancia policial.

No es una novedad, pero sigue siendo un examen para el sentido común
Después de probarla en la N-122 (Nava de Roa, Burgos), se extendió a las carreteras de Segovia, Guadalajara, Valencia o Lleida, y ya se puede ver también en entornos urbanos como Vitoria-Gasteiz o Madrid.
Ignorarla no supone una multa directa, pero hacerlo en un punto de 30 km/h sí puede acabar en sanción. Así que ojo.
Para las autoescuelas, es un filón porque enseñar este tipo de marcas ayuda a actualizar los contenidos y a conectar con los nuevos conductores, que ven en estas señales un reflejo de la conducción moderna: menos castigo y más prevención.
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