Todos los coches nuevos que llegan al mercado han pasado antes por un duro proceso de desarrollo donde se ha llevado literalmente hasta el límite la capacidad del vehículo y sus prestaciones ante escenarios climatológicos extremos, infinidad de superficies diferentes, etc. Incluso los vehículos más especiales son sometidos a este tipo de pruebas extremas como ya demostró recientemente el . Hoy el protagonista es el Ford GT y la prueba de agua a la que ha sido sometido para comprobar cómo se comporta al enfrentarse a una balsa de agua que limite de forma drástica su capacidad de agarre. La prueba, consistente en atravesar un canal de agua estancada con varios centímetros de profundidad, permite a los desarrolladores del coche verificar el trabajo de neumáticos y controles electrónicos para mantener la trayectoria del coche, así como analizar cómo afecta tal cantidad de agua a otros sistemas del vehículo al verse literalmente sumergidos en un piscina.
Aunque desconocemos la cantidad de agua que almacena esta balsa de agua, lo cierto es que como curiosidad podemos ver por primera vez cómo trabaja el difusor del Ford GT evacuando el agua que hay bajo el coche. En Centímetros Cúbicos: