IR CON PIES DE PLOMO
Nos enfrentamos a meses de lluvia: Cómo conducir en una calle inundada
Es muy posible que próximamente nos encontremos zonas llenas de agua que nos plantean una forma precavida de conducción para evitar riesgos y daños. Hay que tener especial cuidado con los obstáculos sumergidos y con la entrada humedad bajo el capó

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Por desgracia, hay carreteras en bastante mal estado, que se han hundido sobre todo por el paso de vehículos pesados. Hay otras cuyo drenaje de agua se queda bastante corto. Por un motivo o por otro, es bastante probable que durante los meses de lluvia nos enfrentemos a una calle inundada y debamos traspasar un lago que cubre la mitad de los neumáticos (porque si alcanza más altura, directamente hay que media vuelta o incluso abandonar el vehículo). En estas circunstancias, hay consejos a seguir para evitar riesgos.
Lo ideal cuando nos topamos con una zona inundada sería parar y pensar en una ruta alternativa. Cruzarla tiene sus peligros porque bajo el agua no podemos identificar irregularidades en el terreno. Y si conoces bien la carretera porque pasas por allí a diario, nadie puede asegurar que no haya un objeto sumergido, como una tapa de alcantarilla que se haya levantado, y que pueda causar desperfectos en el vehículo.

Terreno imprevisible
Pero vamos a plantearnos que no hay vía alternativa, que se debe traspasar sí o sí la calle inundada porque el peligro atrás es mayor. Para empezar, hay que valorar cuánta agua hay y si la profundidad no superaría la mitad de los neumáticos. Si no lo hace y nos ponemos en marcha, lo más obvio, reducir la velocidad y mantener la primera marcha (si es un automático escoger la opción manual y no cambiar de marcha), conducir con pies de plomo ante lo imprevisible. Además, si hay contacto con algo sumergido, el daño para ambas partes se minimiza.
En este sentido, lo ideal sería copiar el trayecto de un coche que vaya delante y explore el camino y sus posibles obstáculos por nosotros. Pero mejor dejar que ese vehículo termine de traspasar la zona inundada por completo, y después emprenderla nosotros para evitar colisiones. Básicamente, porque nunca hay que desacelerar ni detenerse por completo cuando atravesamos cualquier masa de agua para no facilitar que el coche se eleve y flote.

Cuidado con el motor
Si se trata de arrancar desde una posición estática, la densidad de la masa de agua será tal que actúe como un muro y no nos permita avanzar. La reducción de velocidad también está vinculada a no crear oleaje. Si creamos una onda que atraiga agua hacia el capó y alcanza el motor o el catalizador, estamos fastidiados.
De hecho, tras terminar de pasar la zona inundada, es recomendable circular despacio liberando el posible exceso de agua y parar para revisar que no haya entrado agua bajo el capó y que nada se haya dañado. Hay que prestar especial atención a los componentes eléctricos, los más expuestos a que un mínimo de agua les afecte con gravedad. Es decir, al traspasar del todo el lago callejero, no cantes victoria, simplemente ha sido el mal menor. Busca refugio, encuentra un lugar seguro, y aléjate de las zonas de peligro.
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