TÉCNICAS MUY LLAMATIVAS

Motores imposibles: coches que montaron mecánicas que nadie esperaba

El 95% de los coches que circulan por nuestras carreteras, usan un mismo tipo de motor, uno que tiene pistones, bielas y un cigüeñal. Se les conoce como "motores de movimiento alternativo" y pueden funcionar con gasolina, gasóleo, GNC... Pero hay muchos otros tipo de motor, algunos con funcionamientos realmente complejos que, como cabría esperar, no tuvieron el éxito esperado

Motores Opel

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Rodeados de tanto motor eléctrico, tanto motor de cilindros convencionales en línea y en V, esta entrega propone una mirada algo más profunda hacia la ingeniería del automóvil. Por específicas razones, ciertos motores no pasaron del intento o bien fueron adoptados por fabricantes puntuales.

Que conozcas dos tipos de motores completamente diversos, esa es la misión aquí. Probablemente hayas oído del primero, todo un superviviente, pero puede que no te resulte tan familiar el segundo. Antes que preguntes, sí, hablamos de motores de cuatro tiempos, pero que se caracterizan por movimientos hipnóticos que los hacen exóticos en comparación con los que experimentamos a diario en nuestros coches.

El Wankel: hipnótico rotor triangular

Uno podría pasar una jornada entera viendo girar el pistón sin aburrirse. Viéndolo rotar, el nombre explica su funcionamiento. En lugar de los cilindros en movimiento lineal, en el motor rotativo basta con un pistón triangular que, dentro de una cámara ovalada, ejecuta los cuatro tiempos al avanzar por todos los espacios delimitados por las paredes del rotor: el de la admisión, el de la compresión con posterior explosión y el del escape.

Rotativo, pero también conocido como motor Wankel, en alusión a su inventor, Félix Wankel, a comienzo de los años cincuenta. Sin embargo, fue en la siguiente década donde se adentró en la industria gracias a la apropiación de Mazda, que hizo de este motor una suerte de marca registrada. Como en todo, hay ventajas y desventajas.

Dado que no requiere tantas piezas móviles, se obtiene como resultado un andar con menos ruido y vibración, y también una reducción de peso y un compartimento que no necesita tanto espacio como el motor térmico al que nos acostumbramos, dado su tamaño más compacto. Pero al no ser un motor popular, tanto la búsqueda como el precio de los repuestos pueden representar un problema para el usuario. Su alto consumo es uno de los factores por los cuales, salvo excepciones como la marca japonesa, nunca fue adoptado por la inmensa mayoría.

El Knight: cilindro sin válvulas

El motor Knight es algo más familiar por el hecho de utilizar pistones convencionales, pero el mecanismo de los cuatro tiempos es más llamativo que el rotativo. Como podrás notar en el siguiente vídeo, la clave está en los denominados manguitos móviles, uno interno y otro externo, ambos dentro de las paredes del cilindro.

El rasgo más identitario de este motor es la ausencia de válvulas. En su lugar, el movimiento disímil de ambos manguitos, dentro de los cuales trabaja el pistón, entra en juego con las lumbreras de admisión y escape, es decir, las aberturas que cumplen su rol en lugar de la válvula tradicional. Para que el combustible y el aire avancen y exploten en la cámara del pistón y sean posibles los cuatro tiempos, las lumbreras de los manguitos se encuentran por pasajes entre sí y con las ventanas del cilindro.

No necesitar válvulas fue una ventaja para este motor, pero también una desventaja. Al evitar el rebote ocasionado por el mecanismo de apertura y cierre, el resultado era un trabajo de cilindro silencioso y, al contar con amplias aberturas, su ciclo de cuatro tiempos le daba al coche más potencia. La falta de hermetismo y el acceso complejo para el engrasado de los componentes, sumado a un indeseable consumo de aceite, acabaron con sus aspiraciones hacia su producción en masa.

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