¿TÚ QUÉ OPINAS?
Minimalismo en los interiores del coche: ¿un paso atrás o diseño inteligente?
¿Tú de qué eres? ¿Pantallas limpias y salpicaderos sin botones, o prefieres mandos físicos que se puedan accionar sin apartar la vista?

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Cada vez que me subo a un coche nuevo, me encuentro buscando cómo bajar el volumen de la radio o apagar el climatizador sin necesidad de navegar por un menú, y muchas veces no lo consigo a la primera.
El diseño minimalista se ha impuesto en el automóvil como sinónimo de modernidad. Salpicaderos planos, materiales suaves al tacto y pantallas que lo agrupan todo. La idea es ofrecer un entorno limpio, relajado y tecnológico. Pero también hay quien lo percibe como un paso atrás en ergonomía y usabilidad. Al final, todo depende de cómo se implemente ese minimalismo y, sobre todo, de cuánto complique la vida del conductor.
Es cierto que los interiores recargados de hace unos años no eran la panacea. Botones para todo, luces por todas partes, relojes analógicos, tapicerías imposibles. El problema es que la solución actual parece haber ido demasiado lejos. La eliminación de botones ha llegado al punto de convertir en tarea compleja lo que antes era tan sencillo como girar una ruedecita o pulsar una tecla.
La dictadura de la pantalla
No es que las pantallas sean malas. Lo son cuando sustituyen funciones básicas que, por seguridad, deberían estar al alcance de un gesto. En algunos coches modernos, para cambiar la temperatura o activar la luneta térmica hay que buscar el icono correspondiente, seleccionar el menú y luego ajustar el parámetro. Mientras tanto, los ojos están en la pantalla y no en la carretera.
Cada vez hay más estudios que alertan de este riesgo. En Suecia, uno de ellos comparó el tiempo que tardaba un conductor en activar funciones comunes en coches con pantalla frente a modelos con botones físicos. El resultado fue demoledor: los sistemas táctiles multiplicaban por tres el tiempo necesario, con el consiguiente aumento de la distracción, y no es un detalle menor. La propia Euro NCAP ha anunciado que a partir de 2026 exigirá botones físicos para ciertas funciones esenciales si un coche quiere optar a cinco estrellas.
El argumento de las marcas suele ser que la pantalla permite agrupar funciones, actualizarse con el tiempo y dar un aspecto más limpio al interior. Puede ser. Pero hay una diferencia entre tener una interfaz moderna y obligar al conductor a apartar la vista para hacer algo tan básico como subir el volumen. El equilibrio existe. Algunos modelos lo han encontrado; otros, no tanto.

¿Diseño inteligente o coche deshumanizado?
En el fondo, el minimalismo no es el problema. Lo es cuando se convierte en excusa para simplificar procesos que, en realidad, se complican. Un coche debería facilitar la vida a quien lo conduce. Si para activar el limpiaparabrisas trasero hay que pasar por tres menús, no estamos ante un diseño inteligente, sino ante una mala decisión de usabilidad.
En definitiva, el minimalismo puede ser una ventaja si se hace bien. No se trata de volver a poner botones por todas partes, pero sí de mantener aquellos que tienen sentido y hacen más segura la conducción. No es una cuestión de nostalgia, sino de sentido común. Lo moderno no siempre es mejor, y en un coche, la prioridad debería seguir siendo conducir sin complicaciones.
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